¿Cuántas veces piensas que tienes defectos, cuando son solo imaginarios? ¿Cuántas veces te limitas por la opinión que tu piensas que otros tiene de ti… cuando no es cierto?
Francisco Javier Nieves Aguilar
Allá por 1981 asistí a un Curso Internacional de Turismo, en Guadalajara. De Nayarit acudimos solamente cuatro estudiantes: Natalia Romero, Velia Rangel, Griselda López y un servidor.
Nos encontrábamos en el auditorio de un edificio que se ubica en la esquina de las calles Juan Álvarez y Liceo, en el centro de la ciudad y a esa hora tocó el turno a un maestro Africano impartirnos su cátedra. El tema tenía que ver con superar los temores del pasado: Aprender a perdonar.
De repente, pasó al frente una compañera. Nos dijo que siempre se había sentido acomplejada desde niña, porque había nacido con seis dedos en una mano, y que siempre se peleaba con los niños por eso. Que ese complejo le evitaba ser feliz.
Entonces los vi… ¡Era cierto! En su mano derecha, en el dedo meñique tenía otro dedo ¡y al parecer nadie se había dado cuenta!
Esa mano la había algunas veces “¿Cómo era posible que no me hubiera dado cuenta? ¿Qué soy tan distraído?”.
No salía de mi asombro, cuando un compañero que estaba al lado mío respondió sin querer mi duda… “¡No me había dado cuenta!”.
Hoy, a 28 años de distancia, pienso que no es diferente en nuestra vida diaria. Podemos estar a la defensiva porque tenemos un defecto y pensamos que todo mundo se da cuenta. La verdad, es que el 98% de las personas se la pasa el 90% del tiempo pensando en sí mismas.
Nunca van a ver los defectos que tu crees que todo mundo ve en ti. Mi compañera era muy insegura y siempre estaba a la defensiva.
¿Cuántas veces te paralizas por defectos que crees que otras personas ven en ti… cuando nadie se da cuenta?
También, hace años recibía un curso de asertividad; y en una de las dinámicas, un compañero, al que todos teníamos en gran estima, decía que se sentía inseguro y dudaba si hacía bien su trabajo. Eso no le permitía ser feliz.
Me quedé sorprendido. Siempre lo había tenido como una persona muy eficiente.
Casi inmediatamente después de que el se atrevió a hablar de sus temores, una mujer le dijo que estaba sorprendida de su baja opinión de sí mismo.
¿Cuántas veces piensas que tienes defectos, cuando son solo imaginarios? ¿Cuántas veces te limitas por la opinión que tu piensas que otros tiene de ti… cuando no es cierto?
Te invito a que reconozcas las cosas que te gustan de los demás y se los digas directamente. No te imaginas como puedes transformar su vida.
Por otra parte, es posible que tengas defectos reales, como la chica de los seis dedos. O, sean imaginarios, como mi otro compañero.
Cualquiera de los dos casos, toma conciencia de que la mayoría de las personas no se da cuenta de ello y les importa menos que tu persona secreta del corazón.
Les importa menos que lo agradable que eres y la ayuda que les brindas en los momentos en que te necesitan. Piénsalo.
¡Libérate de esos temores imaginarios y atrévete a vivir una vida más plena con tus amigos y seres queridos!
Discussion about this post