Abril 12.- (Redacción).- ¿Le han ofrecido alguna prenda de vestir, calzado o accesorio de una marca prestigiada en el mercado cuyo precio esté por debajo de cómo se oferta en tiendas legalmente establecidas? Seguramente sí. El problema es que estos artículos son imitaciones que a la larga resultan más costos y que además son constitutivos de un delito muy grave.
Por si fuera poco, la piratería ahora penetra más fuertemente en los farmacéuticos, en bebidas alcohólicas y gaseosas, en refacciones automotrices y en electrodomésticos que están provocando problemas de salud y de seguridad en los consumidores.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en 2009 el negocio de la imitación obtuvo ingresos de 250 mil millones de dólares a nivel mundial, y asegura que en Estados Unidos 750 mil personas perdieron su empleo por esta actividad ilícita.
Los que se dedican a la piratería, hacen leves modificaciones al diseño o logotipo de la marca original, ocasionando un daño al país, a sus hijos y a su futuro.
México es el segundo país que consume productos pirata, después de Estados Unidos; y aunque éstos se producen en muchos países, China sigue siendo el principal fabricante. De allá vienen la mayoría de productos de imitación.
Recientemente, el portal de la Procuraduría Federal del Consumidor – Profeco – publicó un interesante video con todos estos datos, haciendo hincapié en que el problema más grave es en el mercado de los farmacéuticos.
“El medicamento que más se está “pirateando” es el viagra, luego el Cialis, seguido de las aspirinas”, informa.
Actualmente, varios países trabajan en un acuerdo anti falsificación, conocido como ACTA – Conunterfeiting Trade Agreement –, por sus siglas en inglés, que se propone sancionar a quienes vendan o compren productos de imitación, tanto físicos como digitales.
Mientras se concreta el acuerdo, cada país atiende la problemática conforme a su legislación. En México es el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial el que se encarga de contrarrestar este comercio.
La Ley de la Propiedad Industrial establece como una infracción administrativa, usar una marca parecida en grado de confusión a otra registrada, para amparar los mismos productos o servicios o algunos otros similares a los que protege la marca registrada. Y la sanción a quienes venden imitaciones es de dos a seis años de prisión, y multa de 100 a 10 mil días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal.
La Profeco indica que para evitar comprar imitaciones, es importante revisar bien etiquetas, empaques y el contenido. Buscar a los distribuidores autorizados y exigir recibos o notas al hacer una compra. Y si ofrecen una garantía, debe estar por escrito.
De igual forma, “en cualquier compra debes guiarte por tu percepción; si algo no te convence, si el vendedor es renuente para contestar tus dudas sobre el origen y confiabilidad del producto, mejor no lo compres. Si por su precio una marca no te resulta accesible, prefiere los productos que aunque no sean reconocidos, sí cuenten con un respaldo de garantía y calidad”.
Fuente: (PROFECO).
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