AHUACATLÁN
Solo se ocupan unos trozos de ocote. Estos se colocan sobre algún recipiente o sobre algún par de ladrillos. Basta un cerillo para encender la “luminaria”. No hay necesidad de atizarle. Los pedazos de pino son de fácil combustión. Y esto es lo que desde hace muchísimos años vienen haciendo los habitantes de Ahuacatlán.
En cada hogar, al acercarse la festividad en honor a San Francisco de Asís, se abastece de ocote, el cual extraen de los verdes pinos que emergen sobre el Volcán o sobre las abruptas serranías que se ubican al sur de la ciudad.
A partir del 25 de septiembre –fecha en que da inicio el novenario– al caer la noche se acostumbra prender la luminaria. A lo largo de las calles y de los vetustos callejones se observa cada noche una hilera de hachones, dándole un colorido especial a esas festividades.
Sin embargo, es preciso decirlo, desde hace algunos años esta ancestral tradición ha tenido un fuerte declive. Son muy pocas las familias que suelen ahora colocar sus luminarias, ¡Muy, pero muy contadas!
Sobre sus orígenes, dicen los historiadores que ésta data desde la época de los indígenas. La luz para ellos significaba alegría, fiesta. Por eso, al acercarse el Novenario, sus moradores iban al monte –principalmente al Volcán– para cortar trozos de ocote, cuya práctica ocurría generalmente el 24 de septiembre, es decir, en la víspera del Novenario.

Todos los habitantes, en procesión “bajaban” la madera para llevarla al templo y bendecirla. En la ceremonia participaban los cuatro barrios: La Otra Banda, llamado así por su ubicación “al otro lado del río; El Chiquilichi, situado en la parte poniente y que significa “lugar de animales pequeños”; El Salto, cuyo nombre proviene del salto de agua que se encontraba por el rumbo del panteón; y La Presa, que está situado en la parte oriente de la ciudad y en donde sus moradores construyeron una presa que servía para retener el agua utilizada en los regadíos.
Después cada quien llevaba algunos trozos a su casa y por la noche encendían sus “luminarias”, demostrando con ello la alegría que sentían por la celebración de su Santo Patrón, San Francisco de Asís.
Desde entonces, los habitantes de Ahuacatlán acostumbran encender sus luminarias durante todo el Novenario, por la noche, en una bella tradición que se ha conservado a través de los años, aunque, hay que reconocerlo, ya no con la fuerza de antes.
Hoy 25 de septiembre inicia el Novenario, en lo que es la fiesta religiosa, porque a la par tiene lugar la fiesta pagana con una serie de espectáculos artísticos, culturales y deportivos; y todo lo cual concluirá el próximo 04 de octubre, Día de San Francisco de Asís.
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