Dos minutos para ti
Para un engañador, siempre habrá alguien que quiera ser engañado (Maquiavelo)
Flor de Loto
El teléfono celular ha venido a revolucionar la comunicación en las parejas. Tiene su parte positiva que es mantener contacto con los seres queridos, aunque estos se encuentren en puntos distantes de la misma ciudad o del país.
Los mensajes son una forma de hacerle saber al familiar, amigo o pareja que se piensa en él o ella, que se le extraña que se le tiene presente.
Pues bien, el lado oscuro del celular es que es una herramienta de comunicación que también se usa para controlar, engañar, intimidar, humillar y manipular a las personas.
Por ejemplo en las relaciones de pareja, las que mas se quejan y sospechan son las mujeres… De cierta manera todos hemos mentido alguna vez; y estas son las respuestas más comunes cuando no se contesta el celular: –Quiero aclarar que son parte de una indagación con hombres y mujeres de diferentes edades–. No oí, porque me estaba bañando. Lo tenía en vibrador y no lo escuché. Se me descargó la pila porque escuché música. No funciona el cargador. No traigo crédito. Estaba con la vecina, sólo salí un momento. Estaba cerrando un negocio. Estaba en el banco y ahí no se puede contestar el celular
Cuando un hombre está hablando enfrente de la esposa o la pareja, la actitud más sospechosa es que si va al baño, se lleva el celular, cuando suena lo cubre con la mano o se voltea y después mira quien es y si lo compromete contestar, lo apaga.
Algo que la mayoría de los entrevistados dice hacer, es que los nombres de las personas que tienen que ocultar son disfrazados. Es muy sospechoso que alguien registrado como “dentista” te esté llamando alas 12 de la noche y a veces cuando el tipo le contesta dice: “Ahhh,,, no ando en la ciudad, cuando regrese le llamo”. “·Cómo está Usted?, no he podido arreglarle su asunto mañana le veo a tal hora”. “Bueno, bueno, bueno; ¡ah!, no se escucha”. “Hábleme más tardeeeee, no le escucho”. “Estoy arreglando un asunto, ahorita te marco ok”.
Como si fuera poca la violencia emocional que existe contra el género femenino, mis entrevistadas dicen que es un instrumento de control cuando el padre, el marido o la pareja lo usa para decirles lo siguiente:
“¡Me cancelas ese celular!”; “¿Quien es este contacto?”; “¿Dónde andas?”; “¿ A qué horas llegas?”; “estoy cerca de la casa”, “¿Qué estás haciendo?”; “Oye se oye ruido de agua, ¿Con quién estás?”; “¿En cuánto tiempo nos vemos en la casa?”; “Te he marcado tres veces ¿por que chingados no me contestas?”; “¡ Ahorita te caigo¡” “¡Te recojo en 2 horas arréglate!”; “Qué hiciste de comer?”; “¡Hazme una agua fresca y tráeme pan de la tienda!”; “No tardo en llegar”… y por supuesto el tipo anda divirtiéndose con los amigos o con otra persona y a veces en una población distante; mientras tanto, desde allá ejerce su control y la pobre mujer llena de sentimientos de culpabilidad va corriendo para estar esperándolo en la casa, o si está ahí, no sale.
Como instrumento de intimidación es quizá la más grave de todas: Con los llamados secuestros exprés, las amenazas de delincuentes para extorsionar. En las relaciones de pareja es utilizado para enviar recados obscenos a la amante del marido, para hacer circular chismes sobre alguien que nos cae mal, apropiarse de videos y fotos y hacerlas circular con el afán de humillar a las personas.
He ahí el lado perverso de tan maravillosa herramienta de comunicación. De usted depende el uso que le quiera dar.
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