Sucios, malolientes, flácidos, con sus rostros pálidos, como si llevaran varios días sin comer. Cinco personas en total, todos varones; dos de ellos de una edad aproximada a los 15 años, los otros tres seguro no llegan a los 20. No lo ocultan. Aseguran ser guatemaltecos.
En esas condiciones llegaron al crucero de Ahuacatlán. Al parecer ahí descansaron unas horas. La noche anterior se les había visto en Tetitlán. Con cierta pena solicitaron el apoyo del reportero para comprar “aunque sea unos dos panecillos” y seguir avanzando en su viaje a Guatemala. Solo un “raite” consiguieron para Ixtlán.
No se sabe si su estancia en el país sea legal o si carecen de sus documentos de emigración. Afirman que salieron de Guatemala hace alrededor de cuatro meses con la idea de trabajar en los campos de uva de Sonora.
Refieren que un fulano los había contratado en la frontera sur. De ahí fueron atravesando el pacífico, hasta llegar a Sonora, pero el tipo los abandonó, no sin antes haberles cobrado una fuerte cantidad de dinero.
“Nos engañaron – dice uno de ellos – ahora no traemos dinero para llegar a Guatemala, señala con acento centroamericano. A las nueve de la mañana solo habían desayunado un trozo de plátano en mal estado. Dicen no tenerle miedo a la Ley “porque no hemos hecho nada malo”.
No importa ir de pueblo en pueblo. Su meta es llegar a Guatemala antes de terminar el mes… “pero si sale algún trabajito por ahí, pues nos quedamos. No queremos llegar a nuestras casas con las manos vacías”, señala con tristeza el de la voz. Somnolientos, cansados, parecen entrar poco a poco en la fase de la desesperación.
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