AHUACATLÁN
A pesar del frío y la pertinaz llovizna, no fueron pocos los devotos que se apersonaron por la calle Miñón, casi esquina con Cuauhtémoc, del barrio de El Chiquilichi, para rendirle tributo a la Virgen de la Candelaria, anteayer; aunque la afluencia de éste año fue bastante baja considerando la de años anteriores.
El frío y la llovizna afectó en gran medida el flujo de visitantes a ese espacio que desde hace muchas décadas se abarrota cada 02 de febrero. Pese a ello, los organizadores siguieron adelante con el festejo hasta ponerle punto final con la quema del castillo.
En esta celebración y como ocurre cada año, hubo antojitos mexicanos: tacos, sopes, tostadas, champurrado y otros; pero tampoco faltó la música y la participación de una talentosa danza autóctona.
El festejo inició desde en la madrugada con las tradicionales Mañanitas que entonó un conocido mariachi y durante todo el día la Virgen de la Candelaria estuvo recibiendo la visita de muchos devotos, pero no en la misma proporción de años anteriores; esto debido a las condiciones climatológicas.
Algo similar ocurrió en Heriberto Jara, donde sus habitantes también celebraron a La Candelaria; sin embargo la afluencia tampoco fue la misma de otros años debido pues al frío y a la lluvia.
La tan gustada mojiganga inició un poco más tarde de la hora prevista y tampoco se realizó el acostumbrado recorrido y la gente prácticamente se concentró en la cancha del lugar para deleitarse con el baile y la alegría de esos hombres que se visten de mujer y tampoco se realizó la tradicional “becerrada”, aunque el baile no se suspendió.
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