IXTLÁN DEL RÍO.- De pronto, Ixtlán del Río es invadida por una nueva fiebre, la fiebre de las cuatrimotos. Esta es la nueva moda. Las unidades motoras de cuatro llantas acometen la ciudad. Los conductores, en su gran mayoría, son hijos de “papi y mami”. Ese es su nuevo “juguetito”. Con él se divierten, recorren las calles, paran, aceleran, gritan y se mezclan entre los autos peligrosamente.
Así, Ixtlán del Río parece transformarse en un lejano sitio gringo. Los jóvenes transitan a bordo de sus cuatrimotos a toda velocidad, disfrutando de una gran libertad que, en las grandes urbes, es imposible gozar.
Individualmente o “en bola”, pero por las calles de Ixtlán se ven a diario decenas de cuatrimotos, de esta y de otra marca, rojas o azules, negras o amarillas, verdes o tutifruti.
De día o de noche, a cualquier hora se les puede encontrar, ya sea por la avenida Hidalgo o por la calle Zaragoza, por la Aldama o por la Morelos, Allende o Cinco de Mayo, Mercado o Colón, Eulogio Parra o Justo Barjas… ya no se diga por “la Calle Ocho”.
Y como la mayoría de los motociclistas, los conductores de cuatrimotos también manejan sus unidades con poca precaución. Aceleran como locos, intentan rebasar por su costado derecho, luego viran hacia su izquierda repentinamente, enfrenan, se mezclan entre los autos en zigzag y cosas por el estilo.
Circular en cuatrimoto no es privativo de los hombres; también las mujeres suelen montarse en estos artefactos para “echar rostro”, para coquetear con el de enfrente, jugar carreras con el vecino, con el compañero, con la amiga o el amigo.
Es pues esta la nueve fiebre de Ixtlán. Los “paseos” en cuatrimotos es cosa de todos los días, como en un tiempo fueron las motonetas y mas antes las bicicletas.
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