Francisco Javier Nieves Aguilar
Con mucha alegría y rodeados de sus cuatro hijos, familiares y amigos, Enrique Verdín y Esperanza Bañuelos acudieron al Templo de San Francisco de Asís, en Ahuacatlán, para dar gracias a Dios por sus 50 años de feliz matrimonio, el pasado sábado 21 de mayo.
La lealtad y el amor que se juraron hace medio siglo se volvieron a ratificar en una ceremonia religiosa a la que asistieron también decenas de invitados, correspondiéndole al Señor Cura José Ramón Golláz Montero oficiar la Misa –tipo Panamericana–.
Día festivo y emociones diversas; de recuerdos en colores vivos; otros quizás en blanco y negro; pero Enrique y Esperanza miraron al cielo y de nueva cuenta se sintieron profundamente agradecidos por tanta dicha.
Todo comenzó en febrero de 1961 con aquella primera mirada de la que ya jamás pudieron prescindir. Ella, hija del próspero comerciante Lauro Bañuelos y de la señora Águeda Espinosa; y él criado por don Jesús Pérez y por Eva Contreras.
Los contrastes en su formación –Esperanza, secretaria; y Enrique, campesino—no opacaron sus sentimientos, hasta llegar al altar en aquellos días del 61, siendo sus padrinos de velación el doctor Chuy Espinosa y su distinguida esposa Silvia Vargas, así como don Rubén Andalón y doña Encarnación Aguilar; mientras que Margarita Martínez y Amalia Zepeda fungieron como madrinas de arras, correspondiéndole a la entonces chiquitina Blanca Andalón Aguilar agarrarle la cola a la novia.
Tocó aquella vez al padre Luis Pérez oficiar la misa por el matrimonio de Enrique y Esperanza, quienes después de cinco años el Señor los bendijo con su primer hijo, hasta conformar una sólida familia conformada por cuatro vástagos: Jesús Israel, Sergio Enrique, Lilia Guadalupe y Laura Elizabeth, de apellidos Verdín Bañuelos.
En la ceremonia del sábado, la citada pareja, al llegar a sus bodas de oro, rememoró también su viaje de luna de miel al Puerto de San Blas, en un cochecito que les facilitó el bien recordado Misael Ibarra.
Al concluir la misa hizo su presencia un talentoso mariachi para entonar en primer término “Las Bodas de Luis Alfonso”; y más tarde la pareja se trasladó al Club Social y Deportivo, para, junto con sus hijos, familiares y demás invitados, sumirse en un fraternal convivo que se aderezó con las melodías interpretadas por “Pancho y sus compadres” y otro conocido mariachi.
Así la feliz pareja recibió una inolvidable celebración y ver cumplido su sueño ante Dios, de permanecer juntos durante 50 años.
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