Un niño de 10 años casi muere por la picadura de un alacrán, pese a que se le aplicaron 4 sueros contra el veneno. No hubo doctores en dos clínicas rurales.
ZONA SUR.
Era un viernes abrazador y seco, como todos los días de mayo. El sol estaba en su cenit. Ese día era normal en la comunidad de Cofradía de Juanacatlán, una localidad enclavada en la Meseta de Jala. Cuando la noticia se esparció más pronto que el circulante de efectivo en los bancos: un niño de 10 años se estaba muriendo por un piquete de alacrán.
Los familiares y muchos de los vecinos se movilizaron para llevarlo a la clínica del lugar. Eran las 11:30 de la mañana del 13 de mayo. El niño iba expulsando mucha baba por la boca y con asfixia. En la unidad de salud la enfermera rápidamente le aplicó un suero antialacrán. Luego otro, y otro y uno más. Fueron cuatro, pero el niño cada vez estaba peor y en estado inconsciente.
Los familiares estaban irritados, y así lo expresaron ante este reportero.
— “Ya estamos cansados de que no haya doctores en horario laboral. Si se nos muere el niño, ¿quién asumirá la responsabilidad?”.
Por si fuese poco, luego de que se terminó el suero y el pequeño no reaccionaba, tuvieron que ir a Rosa Blanca para procurar al médico de guardia de la clínica del lugar. Nada. Tampoco había quién lo atendiera.
La inconformidad fue expresada vía audio. El niño por fortuna se fue recuperando gradualmente. Pero nadie allá en las zonas más apartadas de la urbanidad, quieren que vuelva a pasar una cosa así. Es por ese motivo que a los dos días se organizaron y firmaron un documento que pretendían presentar ante la Coordinación de Salud. Pero por diversos motivos se lo guardaron.
Ayer jueves 2 de junio optaron por presentarlo ante este que escribe. Junto con la firma de otros testigos. Desean que el caso llegue a oídos del gobernador, del secretario de Salud, de quien sea. Piden que los doctores que haya respeten su horario laboral. De lo que se infiere de que sí hay personal médico; pero que no cumplen con sus obligaciones respecto a quedarse hasta la hora de salir, según lo expresaron.
Es un asunto que las autoridades deben investigar. Es una cuestión que, quizá esté relacionada con lo que dijo el presidente de la república, respecto a que los doctores no están dispuestos a penetrar en los lugares más apartados y recónditos para brindar un servicio que, muchos de ellos le deben a su patria por haber sido capacitados por el Estado Mexicano, con los impuestos de los ciudadanos.
Y no es algo ajeno, por cierto, a otras comunidades y zonas marginadas. ¡Hasta en la cabecera municipal de Ahuacatlán ya no existe el servicio médico nocturno! Desapareció. De acuerdo a testimonios de fuentes oficiales, muchos doctores y enfermeras recibieron una base después de años de haber tenido la incertidumbre de contar con contratos laborales de manera temporal.
Se fueron. La mayoría ahora sirve lejos de sus hogares, en las zonas más apartadas dónde jamás llegaban el personal sanitario.
Esto quiere decir que, como todo, como siempre, hay médicos y enfermeras responsables. Pero hay otros que no. Desde una ciudad grande, en dónde un paciente con cáncer es tratado con desprecio, sin el mayor tacto humanitario; hasta en una zona serrana en dónde muchos creen que la gente sigue siendo aquellos resignados a sufrir por siempre las humillaciones de quienes se creen superiores a los demás.
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