EL ROSARIO, NAY.
En un domingo plagado de muchos matices, los habitantes del poblado de El Rosario —municipio de Amatlán de Cañas— se olvidaron por unas horas del triunfo del Canelo Álvarez para sumarse y regocijarse con una de las tradiciones más hermosas del poblado como es su fiesta Patronal, en honor a la Virgen del Rosario.
Efectivamente, ayer no fue un día cualquiera para los habitantes de este singular rinconcito de los Parra y de los Casillas, de los Monteón y de los Gómez y de muchas otras familias. Fue día de fiesta, de jaripeo, de baile, de pachanga y de muchas otras cosas más. Domingo 07 de noviembre, la fecha más importante para los Rosaerenses.
Cientos de personas fueron las que acudieron ayer a este apacible pueblecillo que se encuentra enclavado en la geografía de Amatlán de Cañas, donde la naturaleza se extiende como un abanico en medio de su cielo azul y el canto de sus aves.
Desde Tepuzhuacán y de Los Mezquites, de La Barranca del Oro y de Estancia de los López, de La Yerbabuena y de Jesús María, ya no se diga de su cabecera Amatlán, se desplazaron hasta este lugar para participar de la algarabía de su fiesta.
Garabatos —como anteriormente se le conocía— vivió momentos alegres con sus fiestas, desde el novenario hasta su culminación, siendo parte importante en esta ocasión los eventos culturales que en la plaza pública se ofrecieron, al igual que sus tradicionales serenatas.
Las Bandas Ráfaga y Ciclón del Pacífico engalanaron la fiesta con su música, pero la espumante cerveza no podía faltar. Habría que echarse unos cuantos traguitos para mitigar el calor y para “bajar” también la comida popular que se distribuyó entre todos los visitantes.
Son sus fiestas. Fiestas tradicionales; día de “pachanga”, de “cotorreo”, de diversión y esparcimiento. Fiestas al más puro estilo campirano.
Discussion about this post