De Chiapas a México; de México a Nayarit
Karla Estefanny Isidro Gómez
Corría el otoño del año pasado cuando decidí emprender un viaje; llena de sueños, de esperanzas y de un mejor futuro. Era el 02 de octubre del 2010 para ser precisa.
Ropa, documentos y artículos personales que introduje en dos maletas conformaron mi equipaje.
Pasaban algunos minutos de las 10 de la mañana cuando salí de mi hermoso estado de Chiapas. La capital mexicana era mi destino.
Cuando abordé el autobús no quise mirar atrás porque sabía que no podría resistir el ver los ojos de mi madre y mis hermanos llenos de lágrimas; pero después de unos kilómetros no resistí más y rompí en llanto.
Para mi era algo muy difícil, saber que iba a un lugar desconocido en donde no conocía a nadie y mucho menos las costumbres.
Durante todo el viaje sólo pensaba en mi suerte y en lo que vendría para mí de ahí en adelante, ya fuese bueno o malo.
Mientras lloraba y veía avanzar el camión, escuchaba el timbre de mi celular. Eran mensajes de mi hermanita, uno tras otro donde me decían: “te queremos muchos mucho, nunca lo olvides”; “por favor regresa pronto, te extrañaremos mucho”.
Al leer esos mensajes mi corazón se partía en miles de pedazos; pero la decisión estaba tomada y pues ya iba muy lejos.
Al siguiente día, a eso de las 11 y media de la mañana arribé a la ciudad de México. No lo niego, fue una experiencia muy bonita, pero al igual triste porque los míos no venían conmigo. Me sentía sola, afligida y sin nadie con quien desahogarme.
Después de una semana decidí emprender otro viaje; ahora con destino a Ixtlán del Río, Nayarit; más lejos aún de mi tierra natal.
El 9 de octubre tomé el autobús que me trasladaría hacia estas cálidas tierras, de hombres recios y mujeres bonitas.
A Ixtlán llegué el mismo día, poco antes de las nueve de la noche. Era un lugar que ansiaba conocer sustentada en los buenos comentarios de mis tíos Estéfana Rodríguez y Javier Isidro, a quienes agradezco profundamente que me hayan apoyado con techo y comida.
Gracias a ellos hoy estoy disfrutando de un gran trabajo como secretaria del periódico Express Regional.
También agradezco a los amigos y amigas que encontré aquí; a doña Reina, a doña Laura, a doña Estela y a doña Lupita, entre otras que también me han ayudado a largo de estos casi cinco meses de vivir en Ixtlán del Río, Nayarit.
Por supuesto agradezco a mi patrón, Francisco Javier Nieves, quien me ha brindado confianza y apoyo en el trabajo, al igual que su esposa e hijos.
Gracias a mi familia que me dio la oportunidad de ser quien soy y de estar en donde estoy y que a pesar de las circunstancias, sigo adelante.
Siempre recordaré aquellas palabras escritas en mi celular y las lágrimas que derramaron. Mi experiencia, a mis 19 años, no ha resultado fácil; por eso invito a todos aquellos jóvenes, que aprecien lo que tienen. La forma de superación en la vida, se busca; no llega sola.
Discussion about this post