LA SEÑALES DE ALARMA:
Pamela todavía no se convertía en huracán cuando el domingo pasado la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana comenzó con las medidas para evacuar a quienes así lo solicitaran en los municipios de Santiago Ixcuintla y Tecuala.
El Impacto de la Depresión Tropical Dieciséis E era inminente, pero no cómo se esperaba, no como lo hizo, no otra vez como lo hizo “Willa” hace tres años en que devastó y dejó en la ruina a decenas de personas de la costa norte de Nayarit, principalmente en Tuxpan.

Sí se evacuaron personas, pero no la suficientes; si se enviaron elementos de Protección Civil, que quedaron rebasados; se pusieron barricadas, que derribaron los ríos; y sí había albergues, que quedaron inundados en algunos casos.
La magnitud del desastre fue imprevisible. Todavía ayer el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero continuaba con una gira de trabajo a mediodía cuando tuvo que tomar medidas urgentes para atender la situación que se estaba complicando, conforme llegaban los reportes del crecimiento de los ríos.
EL CATACLISMO:
La Cuenca del Río Santiago acumuló una impresionante cantidad de metros cúbicos de agua pluvial que posteriormente desembocaron en el afluente del mismo nombre, en sus ríos anexos y arroyos.
Las autoridades estaban monitoreando cada centímetro que subía el torrente. Y en esa medida fue que se pudieron salvar miles de almas humanas y de otras especies, como las mascotas.

La curiosidad —o el espíritu de solidaridad quizá— llevó a las personas a apostarse temerariamente en las orillas de los ríos para colaborar con las labores de contención, desalojo de mujeres, niños y enfermos. Los elementos de seguridad quedaron rebasados. Pero algunos se organizaron para rescatar, incluso de carreteras, brechas y caminos —destrozados en varios puntos—, a muchos automovilistas que iban quedando atrapados en su trayecto.
Durante la inundación, en Tecuala y sus comunidades; pero sobre todo en Tuxpan con el Río San Pedro. Los habitantes no daban crédito a que se repitiera la historia. Muchos aún no se reponen de las pérdidas —millonarias en el caso de algunos agricultores— por el paso del huracán Willa en 2018, cuando otra vez tenían que sufrir la devastación de sus parcelas y hogares.
Lo importante era salvar la vida.
LOS DAMNIFICADOS:
Durante la tarde de ayer lo que se pudo rescatar fueron documentos y algunos artículos de valor. En muchas comunidades de la costa norte y en la cabecera municipal de Tuxpan nuestros coterráneos pasaron la noche en los techos, con el frío de la madrugada y aún con la zozobra de saber hasta dónde llegaría la catástrofe.
Esta mañana las primeras imágenes aéreas fueron impactantes. Muestran la magnitud del daño que ocasionó el huracán Pamela. Las primeras medidas de los damnificados fue buscar un bocado para el desayuno, preparar la comida para el mediodía, y la cena en la noche. Resolver dónde o cómo dormirán en la noche de éste jueves. Algunos proponían llevar a los enfermos —como diabéticos, ancianos, asmáticos, o niños— a lugares más seguros, incluso a los hospitales.

Pese a los esfuerzos que hemos hecho en 𝙀𝙡 𝙍𝙚𝙜𝙞𝙤𝙣𝙖𝙡 para acudir a narrar la situación en directo, se nos ha dicho que en 48 horas el acceso es peligroso, innecesario o incluso imposible. Será hasta en 72 horas cuando pudiéramos estar allá con medidas estrictas de seguridad y vehículos especiales.
LA AYUDA HUMANITARIA:
Tan pronto comenzaron a circular las imágenes y audios de la situación en los municipios de la zona norte de Nayarit, LA SOCIEDAD —así en mayúscula para que no sea ninguna autoridad la que se lleve el crédito de los apoyos que a partir de ahora comienzan a emerger— comenzó a organizarse a fin de instalar centros de acopio en diferentes partes, pero principalmente en los lugares públicos como en las presidencias municipales, dependencias estatales, plazas o comercios.

Sin embargo, se insiste que más allá de las facilidades que las autoridades tienen para hacer llegar la ayuda humanitaria, ES LA SOCIEDAD la que en éstos casos se lleva el reconocimiento por sumarse a los esfuerzos de la reconstrucción.
UN FUTURO INCIERTO:
Por cierto se sabe que el gobernador ya solicitó el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador para atender la situación en Nayarit. Y aunque el Ejecutivo del Estado tenga la mano puesta en el corazón, y el presidente de la república también actúe en consecuencia con las mejores intenciones; lo cierto es que la desaparición del FONDEN —Fondo de Desastres Naturales—, hace que dependamos de la buena voluntad de la federación, y de la capacidad económica que tiene la Secretaría de Economía y la de Hacienda Pública para este tipo de contingencias.
Con la crisis del COVID-19, con el desabasto de medicamentos, la pobreza aumentada, los programas sociales ineficaces —como el de Jóvenes Construyendo el Futuro—, con los costos de las magnas obras que se ejecutan, la incertidumbre nuevamente se hace presente como la era de los gobiernos pasados.
Nada nuevo hay bajo el sol. Sólo el incremento de los impactos de la naturaleza en los tiempos actuales.
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