2.- Las doce quince marcaba el reloj de la parroquia de Santiago Apóstol y ya estaban familiares, amigos, vecinos listos para inaugurar la placa color ámbar de cantera apostados en la calle Moctezuma en el mítico barrio de El Fresnito. Uno momento solemne y muy emocional por varios motivos.El primero es reconocer la obra y el legado musical del famoso artista imitador de la voz de Javier Solís, cantor de un repertorio musical abundante de cinco mil canciones y que tenía la memoria privilegiada de saber de memoria 2500 sin repasarlas ni ensayarlas.
Estoy escribiendo de José Refugio Miramontes Rufino, que ha sido motivo de la citada exposición fotográfica en la casa de la cultura, de la colocación de su placa por parte de integrantes de Ecomuseo el pasado jueves y hoy el develar de su recuerdo en este mediodía del viernes.
Inicia el profesor Pablo Torres, cronista de la ciudad con los motivos y el esfuerzo que se realiza en este peregrinar cultural para que nuestra ciudad sea un museo abierto donde cada lugar conserve la riqueza histórica de los acontecimientos y los personajes que hicieron posible contar con el patrimonio que nos pertenece a tod@s.
En compañía de invitados especiales como el saxofonista Benjamín López, los profesores Fidencio Gonzàlez, Rosa Vega; Ramón Parra, activista social y cultural, de mucho joven, de los hijos del homenajeado Elvia, Martha y Ramón, el cual expresa sus sentimientos y orgullo a nombre de toda la familia. Aplausos emotivos.
Como ciudadano comprometido les pido un minuto de su tiempo para manifestar el amor que se le tiene a la comuna ixtleca, la voluntad para unir corazones y que se preserve y trascienda la ciudad amigable que queremos tener, donde exista la demostración del cariño por la historia, por nuestro pasado, presente y el futuro como ciudad.
La viuda María Esther, con una varilla logra develar la placa recorriendo la cortinilla roja y un hermano de Cuco, don Jesús, hombre resistente a sus más de noventa años, también participa en esta gloria del recuerdo. El espíritu y la voz nos recorre la mente y la sangre en estas evocaciones colectivas, en la fe ixtlense que no culmina, seguimos.
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