Javier tenía una tía que lo quería mucho y era muy bondadosa con él.
Cierta ocasión ella llevó al joven a un zapatero para que le hiciera un par de zapatos a la medida.
El zapatero le preguntó:
- ¿Quieres los zapatos con punta cuadrada o redonda?
Javier tartamudeó un poco, pues no sabía lo que quería. El zapatero dijo entonces:
- Está bien. Ven por acá dentro de dos días; me dices cómo los quieres y te haré los zapatos.
Un par de días después, el zapatero lo vio en el pueblo y le volvió a preguntar:
- ¿Quieres los zapatos con punta cuadrada o redonda? Javier le contestó:
- No sé. El zapatero afirmó otra vez:
- Ven dentro de dos días y tus zapatos estarán listos.
Javier contaba que cuando fue a buscar los zapatos, uno de ellos tenía la punta cuadrada y el otro redonda.
El zapatero lo miró y le dijo:
- Esto te enseñará que desde ahora en adelante, no debes permitir que la gente tome decisiones por ti. Y el joven agregaba:
- Aprendí allí mismo a tomar mis propias decisiones. Si uno no lo hace, otro lo hará por uno.
¿No sientes la suficiente confianza como para tomar una decisión, ya que tienes miedo de cometer algún error?, bueno, pues entonces recuerda que inclusive las malas decisiones pueden ser una excelente oportunidad de aprender.
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