Coyuntura

Omar G. Nieves

Empezó a gobernar solo y sin legitimidad. Vio la conveniencia de fortalecer el Estado de Derecho desde su campaña y la necesidad imperiosa de hacerlo una vez estando el poder. Actuó de buena fe y quiso hacer alianzas benéficas para el pueblo con personas que lo rechazaron por su idealismo político. Se fue al extranjero para buscar respaldo a su gobierno y encontró la disposición de un parlero.

Ahora el presidente de la república está enojado. Se siente defraudado por todos; hasta de sus colaboradores más cercanos. Por los que lo asesoraron para no hacer lo que quería hacer, y para hacer lo que está haciendo. Pero tiene el poder, y por eso se atreve a manifestar su molestia. Le pregunta a Barack Obama que diga por dónde pasará la droga a Estados Unidos. Que diga, ya que no quiere ayudar, por dónde se traficará la mercancía ilegal que los estadounidenses consumen.

Posibilidad de dejar a un sucesor es casi imposible. Tenemos a un hombre que de aquí en adelante hará lo que deba hacer, según su propio juicio. Pero no concebimos a un dictador, más bien a un hombre que está entendiendo sus errores a partir de lo que el pueblo dice. ¡Por fin un poderoso que rompe con los poderosos!

Podría ser que a costa de su vida el presidente se enfrentara contra una élite que ha manchado su reputación. Obviamente no ganará, pero como su amigo Juan Camilo, buscará la reconciliación con su propia moral.

Tiempos difíciles para México ante una disputa entre hombres de bien y hombres de mal. La manzana está envenenada y todos la quieren. Los que están a la sombra, o los que no vemos a diario, maquinan por mantener el control, por mejorarlo. Saben que obedecer a regañadientes no les conviene, que obedecer en consciencia es difícil, y que lo mejor seguirá siendo mantener una obediencia alienante.

El grupo perverso es heterogéneo y actualmente no actúa de común acuerdo. Unos perseveran gracias al dinero, otros gracias al poder político, y otros debido a su influencia mediática o enajenante, en la que se incluye una fuerte tradición colectiva de falsas creencias basadas en la historia y la costumbre.