Celebraciones llenas de tradición y alegría marcan el 24 de junio en el encantador pueblo productor de pitayas.
MÉXPAN.
Entre la misa de alba, la peregrinación de los hijos ausentes, la mojiganga, el jaripeo en el corral de toros y el animado baile en la cancha techada de usos múltiples, los habitantes de este pintoresco pueblo, famoso por producir las pitayas más deliciosas del mundo, pusieron fin a sus fiestas patronales en honor a San Juan Bautista.
Aunque el lunes no parece ser el día ideal para celebraciones, el 24 de junio, ¡Día de San Juan!, es la fecha más importante para los afortunados residentes de este rincón del estado de Nayarit.
Cientos, quizá miles de personas, se congregaron ayer en este singular pueblecito enclavado en la planicie de Ixtlán, donde la naturaleza se despliega en un abanico de verdes bajo el cielo azul y el canto de las aves.
Desde La Ciénega y Zoatlán, Jala y Ahuacatlán, así como de Los Ranchos y la cabecera municipal, los visitantes llegaron para participar en la alegre celebración.
Por la tarde, el tradicional jaripeo tuvo lugar en el «corral de toros», contando con perchas y jinetes de renombre, mientras la espumante cerveza fluía sin cesar.
Con todo y todo, los mexpeños disfrutaron de sus fiestas tradicionales al máximo; un día de “pachanga”, “cotorreo”, diversión y esparcimiento.
Las fiestas, al más puro estilo campirano, celebraron el ¡Día de San Juan! con toda la algarabía y entusiasmo que caracteriza a esta vibrante comunidad.
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