RUBÍ MARISOL CARRILLO BAÑUELOS
Desde hace tiempo diversos estudios demuestran que la depresión afecta también a los niños. Su falta de madurez los hace más vulnerables, y no siempre saben describir lo que sienten.
Conoce las causas y los síntomas de la depresión infantil para ayudarles a superarlo.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto a niños como a adultos; resulta altamente incapacitante y cursa con un elevado nivel de malestar en ambos casos.
Sin embargo, si tenemos en cuenta la falta de madurez emocional y la falta de recursos para manejar sus propias emociones, comprenderemos que en el caso de los más pequeños este trastorno puede ser altamente interferente en su desarrollo.
La prevalencia de la depresión infantil es similar a la de la depresión en los adultos. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud estima que un 3% de la población infantil sufre depresión, que representa entre el 10 y el 15% de las consultas de psiquiatría infantil.
Características de un niño con depresión:
Humor depresivo. Los niños y adolescentes, pueden presentar un estado de ánimo deprimido o irritable. Los más pequeños, además, a menudo no son capaces de describir cómo se sienten y suelen quejarse de molestias físicas imprecisas, y mostrar una triste expresión facial o una escasa comunicación visual. El ánimo irritable se puede manifestar con una conducta agresiva o acciones que demuestren hostilidad o cólera. Pérdida de interés hacia el entorno, o incapacidad para disfrutar con el juego o con las actividades escolares.
Falta de energía. No juega, rechaza ir al colegio, en casa se le ve desanimado, no habla, etcétera, actividad psicomotriz agitada o inhibida, alteraciones del sueño, variaciones de peso (en los niños generalmente se da un aumento). Quejas somáticas (dolor de cabeza, tripa, etcétera). Este criterio es muy frecuente en niños.
Causas y consecuencias de la depresión infantil:
Entre las principales causas de depresión infantil está el hecho de que el niño no se siente querido por su familia y esto lo generaliza a los demás. En algunos casos esta sensación responde a un sentimiento real (por ejemplo, los padres expresan que no cumple sus expectativas), mientras que en otras no es así, a pesar de que el pequeño así lo entienda.
Pero la depresión infantil también puede responder a otros motivos, como: Estar sometidos a un estilo educativo excesivamente estricto, la pérdida de alguno de los progenitores – por fallecimiento o divorcio –. Padres muy perfeccionistas, problemas físicos, dificultades en la interacción con otros niños o conductas agresivas de éstos hacia ellos (por ejemplo bullying).
Tratamiento de la depresión infantil:
Resultará indispensable que en el tratamiento se involucre a los padres, interviniendo en el entorno del niño (familiar, social y escolar). El tratamiento de la depresión infantil podrá ser sólo de índole psicológica, o combinado con fármacos prescritos por el médico especialista. Desde el punto de vista psicoterapéutico se incluyen técnicas cognitivo-conductuales con las que se le ayuda a detectar y modificar sus distorsiones acerca de cómo interpreta ciertos acontecimientos (por ejemplo, cómo puede entender una crítica de sus padres o de sus amigos, cómo juzga su comportamiento, etcétera).
Consejo para padres con hijos con depresión infantil:
En el hogar es muy importante que los padres muestren un cariño incondicional hacia su hijo, y respeto hacia sus preferencias e intereses, dejando de lado estilos educativos rígidos y autoritarios que desatienden los sentimientos de los pequeños.
Finalmente, me gustaría señalar un recurso de ayuda informativa para los padres de niños que sufren depresión infantil, publicado por la American Psychiatric Association (APA) y la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP), el cuál se encuentra publicado en su web.
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