Ésta vez no omití adelantar mi reloj. Tan pronto como terminó “Sábados de box”, descolgué el cronómetro, removí las manecillas y me dispuse a dormir; y aunque con mucha dificultad logré conciliar el sueño pasada la medianoche.
Por cierto tuve un sueño un tanto extraño… De pronto me vi en la Cámara de Diputados, justo cuando se efectuaba una sesión. Ocupé una de las butacas que se ubican hasta el fondo. Ahí estaban también algunos conocidos, como “Rosalío Hernández – compañero mío en la Universidad -, Polo Valencia – un eficiente mesero que prestaba sus servicios en el antiguo Hotel Corita – y varios políticos “de ayer y de hoy”.
Saludé al buen “Mecatán”, a Adrián Orozco, a Fidel Murillo. También pude sentir la presencia de mi paisano Francisco Montero Romero – de los fundadores de la colonia 02 de agosto -, así como a mi amigo “La Bayona” – aquel singular personaje con el que compartí el hospedaje en la Casa del Estudiante, famoso por su extremada avaricia, situación que le produjo infinidad de escarnios, entre los que se cuenta la vez aquella que se encontró una bandita – o curita – usada, y que para no desperdiciarla se ocasionó así mismo una pequeña herida…
En este sueño divisé al diputado Carlos Carrillo conversando animadamente con Francisco Jacobo. También vi a la diputada Elsa Nayeli “arriba”, a un lado de la tribuna, , en tanto respondía a los cuestionamientos de unos reporteros, quienes le preguntaban sobre las acciones que ha realizado en estos últimos días.
Cosa rara. Por ahí observé a José Luis Sánchez y a Fugio Ortíz. No supe qué andaban haciendo ahí, metidos en la Cámara de Diputados; y cuando quise saludar a Helenes éste me esquivó, quien sabe por qué. Luego me acercaría a Sonia Ibarra, ¡Y tampoco “me peló”!
Total fue un sueño “medio raro”… y así fueron pasando las horas, hasta que me desperté. Dirigí mi vista hacia el reloj y… por poco y me caigo de la cama al reparar en la hora: ¡nueve y media de la mañana!… El reloj biológico se vio desnivelado ayer con el cambio de horario.
Pero no fui el único… Doña Cata, la mujer que vive en la cuadra de al lado, llegó tarde a la Misa que se ofició en la pequeña Capilla de la Colonia. El Charrito ni siquiera fue a jugar fútbol, pues cuando se encascaba los “taquetes” se dio cuenta que llevaba 45 minutos de retraso. Prefirió quedarse.
A otros sin embargo les fue peor; tal es el caso de Manuel Jiménez, quien fue reprendido fuertemente por su mujer cuando arribó a su casa después de haber asistido a una fiesta familiar. “¡Mira nomás la hora que es!”, le dijo ella… Y es que, había prometido que llegaría al más tardar a las dos de la mañana, ¡Pero lo hizo una hora después! El cambio de horario por poco y provoca un divorcio entre esta pareja.
Total; no es difícil adaptarse a los cambios de horario. Tendrán que pasar varios días para volver a tomar el ritmo, ¡Cómo chingados no!… Y si no, ¡Pregúntenselo a Blanca la Diseñadora de este periódico – quien ha de estar renegando por la tardanza en el envío del material –!
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