- Su gratitud para quienes la ayudan es infinita.
JALA.- Desde Jomulco, la señora Guadalupe Ramírez Aquino se fue caminando hasta llegar al centro de Jala para hurgar entre los botes de la basura donde suele encontrar comida que – dijo ella – la gente tira y suele estar en buen estado.
Y en efecto, inclinando un bote que se ubica a un costado de la presidencia municipal, sacó varias bolsas con desperdicios, pero además, pudo llevarse a su casa un emparedado de frijoles resecos que alguien echó al referido bote.
Con más de 60 años de edad, Lupita se sostiene de lo que la gente le da y de lo que puede encontrar en la calle, tirado entre la basura. Con ella vive un hijo inválido, por lo que ella le tiene que llevar algo para que coma.
Tal vez tenga más años, unos 70, porque Lupita viste a la antigua usanza, poniéndose un velo negro sobre su cabeza. Sus manos delgadas ya están pintadas por incontables lunares propios de la edad. Pero tiene un corazón noble, pues su gratitud es infinita para las personas que la ayudan.
Cuando alguien la socorre, no cesa de dar las gracias y bendecir la generosidad de esa alma caritativa. Siempre termina santiguando al bienhechor y agradeciendo a Dios por darle un poco para sus necesidades elementales.

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