► El profesor Ignacio Villanueva comenta los detalles de la ruta y las experiencias que tiene la grey católica en esta expedición.
IXTLÁN DEL RÍO.- Este fin de semana los peregrinos de Ixtlán que van rumbo a Talpa tuvieron su primera reunión informativa. Previo, el comité organizador tuvo pláticas para preparar su salida programada para el dos de marzo.
El profesor Ignacio Villanueva Ponce, uno de los organizadores más reconocidos, informó que el arribo a este pueblo donde se le rinde culto a la Virgen del Rosario está programado para el 7 de marzo.
Indicó que son tres grupos los que marcharán por montes y veredas, brechas y caminos. El primero de ellos, donde él va, parte el lunes dos de marzo a las 10 de la noche hasta llegar a Zacatongo, el primer lugar de descanso, donde alcanzan a comer – pues arriban entre las 10 y 11 de la mañana -. Allí mismo cenan para descansar y levantarse a las 2 de la mañana del miércoles para dirigirse rumbo a Jolapilla.
El maestro Nacho Villanueva dice que antes de llegar a este segundo punto hacen un alto en San José de Corrales para desayunar. Luego prosiguen a Jolapilla donde llegan como a eso de las 2 de la tarde. Es decir, caminan por espacio de 12 horas.
Tras descansar durante la tarde y la noche, el jueves a primera hora siguen su peregrinar a Mascota. En esta jornada – refiere el profesor -, tienen que subir una pendiente prolongada que les toma cuatro horas hasta alcanzar una altitud cercana a los 3 mil metros de altura.
“Es un cerro al que vamos y en donde hay una roca muy grande desnuda por la erosión que el pueblo le llama ‘La Piedra Gorda’, porque es una piedra muy especial”.
Luego sigue el descenso rumbo a una laguna que se formó hace mucho tiempo sobre un cráter volcánico. Aunque el agua – indica Villanueva Ponce – le llega de un arroyo.
“Es un paisaje alpino único. Tanto que la gente con centavos busca comprar. Se dice por ejemplo de una persona que fue presidente municipal de Puerto Vallarta que construyó un hotel (Sierra Lago) fuera de lo convencional, son cabañas ubicadas entre el bosque”.
Los peregrinos llegan a Mascota entre la una y dos de la tarde. Descansan casi 24 horas para continuar con su penúltima jornada rumbo a Cocinas. Donde duermen debajo de unos pinos. Pero antes, dice el profesor que llevan a cabo una ceremonia muy especial al borde de la laguna:
“En un árbol, un roble ya añejo, colocamos las cruces de las personas que fueron peregrinos y que lamentablemente fallecieron ese año. Por ejemplo este año llevamos tres cruces que vamos a poner en homenaje de esas personas”.
[pullquote]La ceremonia en el Árbol del Silencio es muy emotiva[/pullquote]
El profesor indica que en esa misma ceremonia donde además se oficia una misa se hace un pase de lista de todos los que ya murieron.
“Es un momento muy emotivo. Todos nos juntamos allí, al borde de la laguna donde está este árbol que le llamamos el Árbol del Silencio. Va siempre un compañero que lleva su trompeta – imagínese cargándola desde acá -, y allí toca un minuto de silencio”.
El equipo parte a Cocinas donde pernoctan para que al otro día a las 5 de la mañana comiencen a caminar hasta llegar al arco de bienvenida en Talpa, donde los esperan los familiares con una banda de viento que empieza a tocar media hora antes de su llegada.
A las 9:00 horas, dice el profesor Nacho, cerca de 3 mil personas están concentradas en la entrada de Talpa de Allende para iniciar con la peregrinación rumbo a la basílica. A las 10:00 se lleva a cabo la misa y al terminar continúa la banda tocando por otras tres horas.
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