Los hombres creen, gustosamente, aquello que se acomoda a sus deseos: (Julio César)
Flor de Loto
Sin duda es bello el proverbio de Julio César, pero en vez de decir “hombres” yo creo que debiera decir “mujeres”, que son las que a veces creemos lo que se acomoda a nuestros deseos, ya que hoy en día resulta difícil para el sexo femenino encontrar una pareja, ante el incremento de los hombres que prefieren a los de su mismo sexo, los que ya están casados y los que viven en el inframundo de los vicios como son el alcohol, las drogas y la holgazanería, pues no hay mucho de donde escoger para las chicas en edad casadera y para las mujeres divorciadas o viudas es un verdadero dilema, según mis observaciones. Hoy en día hasta los muy feos se dan su paquete.
Bajo este contexto difícil, hay una nueva especie de hombres que llamaré “cazadores de mujeres”, pero que en realidad no son más que lobos con piel de oveja, y están al acecho de mujeres que andan en una desenfrenada búsqueda de su media naranja.
Su principal característica es que ellos mismos se describen como “muy amigueros” y casi todo el tiempo andan con mujeres a las que denominan como “mi amiga”. Este tipo de hombres algunas veces son poco agraciados físicamente; es decir, sus parejas les perdonan los defectos que ellos jamás les perdonarían, ¡Ah! pero eso sí, traen un buen carro, usan perfumes caros, ropa de marca y traen dinero para invitar a la muchacha o señora que tiene la dicha o la desdicha ser de su agrado y cuando estos ya tienen cierta fama de ser muy mujeriegos, las mujeres revolotean a su alrededor; simpáticos, viriles, caballeros, cautivantes, algunas veces románticos… se convierten pues en una raza de hombres irresistiblemente seductores.
Ante la necesidad que tenemos las mujeres de ser apreciadas, escuchadas, valoradas y deseadas ¿Qué mujer puede evitar sucumbir ante estos encantadores especímenes masculinos? Pocas, muy pocas. Tal vez por eso los «Cazadores de Mujeres» tienen tantos amoríos como desean. Enamoran a una mujer madura, deslumbran a una veinteañera, y hasta pueden sacarle una sonrisa a la más devota de las viudas.
No hay duda, nacieron para conquistar. Conocen todos los secretos para transformar a cualquier mujer en una presa segura. Sin embargo, el dulce almíbar de estos hombres puede dejar un agrio sabor en más de un corazón femenino.
Enamorarse de un «cazador de mujeres» es tan riesgoso como firmar un cheque en blanco o jugarse la casa a la lotería. Por lo general, la vida empieza a tomar un matiz incierto y nunca sabemos si vendrá a cobijarnos con su abrazo protector o si piensa a decirnos adiós por celular, teléfono de casa, o correo electrónico y algunas veces simplemente desaparece dejando a la mujer en una profunda depresión y con la autoestima por los suelos, cuando lo único que ella debió haber hecho es seguirle el juego divertirse, gozar el momento y no haberse hecho ilusiones de ningún tipo. Pero eso solo pasa en teoría, ya sabemos que en la realidad, las mujeres jugamos mucho al papel de la rescatadora; por lo tanto, sobran mujeres que se disputan un momento al lado de ese macho viril y hasta intentan cambiarlo.
Como siempre, más de alguna incauta tiene la ilusión de «adueñarse» del corazón este seductor de tiempo completo. Todas las mujeres debieran intuir que esto es un sentimiento tan atractivo como peligroso. ¿Por qué estos mujeriegos son más seductores? Aún así, para muchas mujeres, conquistar a un “Cazador” más que una pasión es un desafío. Omnipotente, ingenua o testaruda, siempre aparece una dama que se ha propuesto casarse con este tipo.
Si una mujer ha decidido conquistar a un “cazador de mujeres”, la incauta fémina hará lo imposible por llevar adelante sus planes. Los más sofisticados trucos femeninos saldrán a la luz: estrategias fríamente calculadas, sutiles presiones y hasta engaños y mentiras se pondrán a competir de igual a igual con las armas de un “cazador”.
Una mujer que se empecina en transformar a un espécimen de este tipo en el más fiel de los amantes, de alguna manera también se ha propuesto jugar un juego altamente seductor. Para ella, domar a un hombre con estas características es como ganarse un trofeo. De esta manera en el terreno del amor se ha declarado una lucha intensa y a veces despiadada: la lucha por el poder de la conquista, en la cual ya no importa mucho a quién se ama, ni cómo se ama; lo único que importa es ganar y sentirse un vencedor.
Muchas de estas actitudes competitivas, tanto en un hombre como en una mujer, en realidad están ligadas a profundos sentimientos de inseguridad y baja autoestima. Hay veces en que la incapacidad de amar y de comprometerse, responden a un temor de ser rechazado y de no ser querido. Una manera de evitar sentirse tan vulnerables es justamente enmascararse tras las actitudes de una persona atrayente e invencible.
Comprometerse con una persona, amarla y elegirla como compañera, también implica aceptar sus debilidades y sus mañas. Los defectos de un seductor no son justamente aquellos que una mujer pueda soportar fácilmente. ¿Te imaginas despertarte a las tres de la mañana y darte cuenta de que él aún no ha regresado a dormir? ¿Y las llamadas sorpresivas del trabajo anunciándole que no lo espere a cenar, pues no va a poder volver temprano? Sus llamadas misteriosas por el celular, los chismes de que lo vieron con una mujer en un restaurante, o en un evento que a ti jamás te invitó.
Ni sueñes con que alguna vez te acompañe a un compromiso familiar o al aniversario de un matrimonio amigo… Si por una increíble habilidad logras llevar al altar a un “cazador de mujeres”, es muy posible que el sufrimiento sea parte de tu vida sazonado por las constantes infidelidades de esta media naranja podrida, ya que el amor cotidiano difícilmente calce en la horma del zapato de un estos hombres. Temen a la rutina como a su sombra, la vida hogareña llena de «realidades» puede convertirse en el más terrible de los infiernos. Entonces el que parecía un amante ardiente y original, lentamente será el más frío e indiferente de los humanos.
La posibilidad de una aventura nueva que le traiga vértigo y chispa a su vida comienza a ser una idea cada vez más deseada. El “cazador de mujeres “necesita de una y mil mujeres más que lo hagan sentir nuevamente el Rey y no tardará en salir tras la próxima presa. Permanecer al lado de una mujer sería casi como perecer día a día. Y quizás en eso momentos te des cuenta de que en los asuntos del corazón no vale la pena obsesionarse por una fantasía.
No todo lo que brilla es oro. Las mujeres que se sienten atraídas por este tipo de macho debieran recapacitar por unos instantes, poner la cabeza en frío y pensar. Dormir una noche con un “cazador de mujeres” seguramente puede ser una experiencia difícil de olvidar. Salir con él a cenar, viajar a su lado, también puede parecer irresistible; pero tenerlo todos los días a nuestro lado, tal vez no sea lo que más necesitamos como seres humanos valiosos.
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