Omar G. Nieves
Hay políticos que, como los asteroides, tienen la forma de una estrella, pero que carecen de luz propia. Son personajes cuya popularidad y aceptación va de la mano de su pareja. Uno es la figura, el otro la luz que lo proyecta.
El complemento idóneo pues de un político, gobernante o candidato de nuestros días – sea para bien o para mal – es una reconocida y apreciada mujer. Consideren ustedes los casos de Evita Perón, Jacqueline Kennedy, Hillary Clinton, Cristina Fernández de Kirchner, Carla Bruni, Martha Sahagún y, desde luego, Angélica Rivero “La Gaviota”. Todas estas mujeres tienen en común la influencia mediática que sus esposos necesitan para brillar.
Antes las primeras damas no se distinguían tanto en el escenario político. Todo eso cambió cuando la mujer comenzó a ganar espacios en la sociedad, asumiendo roles cada vez más importantes. Después las revistas y periódicos les confirieron más importancia, sobre todo porque vieron que la gente es voyerista; quiere saber qué comen, a qué hora se acuestan y cómo lo hacen. Recuerdo por ejemplo un domingo en la noche en que Ney posteó en su muro de facebook que se encontraba solo con la señora Charo; situación que pronto se prestó para el repiqueteo de comentarios morbosos entre los cibernautas.
Las esposas de nuestros gobernantes no están más en el ostracismo. Por iniciativa propia o por encargo ahora tienen que fulgurar. En el sexenio pasado la señora Martha Elena García por poco y le quita el lugar a su marido. Este año pretende quitarse la espina. Por su parte, Ney es el primero en vociferar que es de los que tienen el mandil bien puesto, aunque no sea cierto. Así hemos visto cómo en las giras de trabajo por el sur la señora Charo acapara la atención tanto, como el propio gobernador, sobresaliendo, además, por la cantidad de atuendos que en actos consecutivos se pone.
Otros dos que se nos antojan para el club de funcionarios mandilones es Chuyín Bernal y Miguel González, presidentes de Ahuacatlán y Jala, respectivamente. En el caso del primero creemos que su pareja no le favorece mucho, pues hemos recibido algunas quejas de ella que nos hace suponerlo. En cuanto al segundo lo único que hemos visto es que tiene una mujer veleidosa, sumamente cordial en ratos, y seria al extremo en otros.
Es por eso que ahora con las candidaturas a gobernador y a presidentes municipales la gente se pregunta y comenta acerca de los aspirantes y sus esposas. Quieren darle el visto bueno a Tarzán como a su Chita.
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