M. PARTIDA
Comenzar de cero no es fácil después de que se ha vivido por casi 27 años en otro país; no solo a vivir, sino a vivir dentro de una familia de la cual no conocemos su estilo, sus costumbres, forma de vida y hasta otra forma de expresarse.
El regreso a este país no ha sido fácil. Hay que sortear de nuevo ese estilo de vida que me hizo huir a otro país en busca de una mejor vida. Ahora hay que comenzar de nuevo.
Se preguntará todo aquél que lea esta nota: ¿Por qué regresar a un país donde no existen oportunidades para progresar?; de tener un buen empleo donde no existen ni comodidades ni sueños, ni privilegios de una vida mejor que la que se tuvo en ese otro país.
Bueno, hay que despojarse de todos esos deseos materiales y poner en primer lugar la vida o alargar una vida de un ser humano. Hay que dejar de pensar en lujos, comodidades, buen trabajo, etc. y solo desear que mi retorno tenga un final feliz para esta familia.
Basta ver, leer todos esos email’s que nos enviaron, para decidir venir de nuevo al pueblo que nos vio nacer y decidir prolongarle más tiempo de vida a esta señora que ha demostrado sus deseos de seguir viviendo, a esta madre que desea ver a sus nietos de cada hijo(a), a esta esposa que aún quiere seguir al lado de su esposo.
¿Que cómo es que conocí a esta hermosa familia? Por medio de mi esposo – q.e.p.d -, por medio de Email. Nos enteramos que dentro de esta familia urgía nuestra ayuda. Urgía la donación de un riñón, de un donante que fuera compatible, aunque no fuera familiar y decidiera prolongar la vida de un ser humano extraordinario, de una señora que solo deseaba seguir viendo crecer a su primera nieta, a sus futuros nietos.
No prometían bienes materiales, ni lujos, ni comodidades, más que amor por cada uno de sus miembros. Esta aclaración fue suficiente para mí, para mi esposo, para que decidiéramos querer regalar, querer donar un riñón, sin fines de lucro. A cambio pedimos nos adoptaran como parte de su familia.
Aunque la vida no le alcanzó a mi esposo para venir y regalarle él uno de sus riñones, bastó que yo decidiera terminar su sueño.
El regreso no ha sido fácil. Estoy aprendiendo a vivir mi nueva realidad; aprendiendo a caminar y no tropezar por causa de esos momentos tristes, de esos momentos depresivos. Solo pido a cambio se me tenga paciencia, que me entiendan en mis momentos en que la añoranza a esos recuerdos que quedaron por California hace eco en mi mente y corazón. Paciencia para poder adaptarme a su estilo, y al igual ustedes se adapten a mi carácter.
Les pido que entiendan mi nueva vida y que me ayuden a seguir aprendiendo a vivir, a caminar.
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