Por la ruta de la historia
Emocionado por la colocación de la placa que encendió mis recuerdos, evocaciones del humo y alcohol y cuerpo deleitable de mujer cuando se baila por primera vez; lo que se siente en Coppel que es el centro comercial de la llave de un cajón o ropero de abuelita y sus empleados vestidos de azul y amarillo.
Estamos Pablo González Parra, Juan José Parra Parra, Alberto López López; los indispensables, el profesor Pablo Torres Sánchez y don Joaquín Villalobos, en esta pared y la enorme puerta, que significa mucho por la historia del casino de baile, el mítico lugar de pilares y arcos, racimo de mesas y sillas de madera, la pista de baile enredados en las emociones, el ambiente, donde disfrutamos de los grupos musicales como Los Freddys, Los Muecas, Apocalipsis y Hawái 5-0; la casa antigua donde reza la leyenda: Casa del Apolo XI, sus propietarios fueron entre otros, Ma. Concepción Parra, María González, Antonio Rochín y Juan Hernández.

En 1964 funcionó allí la escuela preparatoria. De 1969 al 2006, estuvo el casino, el centro social Apolo XI, administrado por Donato Hernández. Este edificio resalta la cantidad de arcos y columnas con capiteles al más puro estilo neoclásico, antes de la década de 1960, sus paredes contenían imágenes de un artista llamado Juan “Monero” que representó los diferentes tipos de cacería en la época del medievo.
Nos vamos en caravana caminando y saludando entre el ruido y la placidez interior que tenemos en esta estación de la ruta que llevamos por la Zaragoza hasta donde vive Jesús Villanueva Andrade, viejo conocedor de los detalles de los barrios, personajes y acontecimientos que es un soporte para el cronista Pablo Torres y el Ecomuseo.
En su casa donde de niño venía a cenar pozole y tostadas con doña Leonor, se coloca la segunda placa del jueves, es la estación en este tren que nos regresa al pasado. En la pared de color ámbar, se puede leer que aquí nació el sacerdote Enrique Mejía Razura, el 15 de febrero de 1917, en el seno de una familia próspera de sastres.

Fue director del Seminario Conciliar de Tepic y fundador del Colegio Fray Junípero Serra. De 1974 a 1990 fue el primer director nacional de las Obras Misionales Pontificio Episcopales de México. En 1980 convirtió la Liga Misional de Estudiantes en la Liga Misional Juvenil, con la aprobación del Episcopado Mexicano. Muere en la ciudad de Tepic el 8 de julio de 1992. En la actualidad una de las calles del centro histórico de la capital del estado, lleva su nombre.
Nos tomamos la foto de rigor para entusiasmar a los ixtlec@s que seguramente leen esta crónica, pero en vivo es una experiencia única porque estamos en el presente y al mismo tiempo en el recuerdo que vive de nuevo y que estamos sintiendo el mismo viento, la misma tierra que pisaron hombres y mujeres que también les tocó vivir por esta calle arbolada aunque en otros años por el destino y la flecha de la singularidad.
Cruzamos y en una casa que ya no tiene techo, solo el cascarón, don Joaquín buscó un espacio para poder colocar la placa en donde nació un personaje con su bagaje enriquecedor. Nos acompaña Miriam Castañeda que de carrera se toma el recuerdo.
En esta casa vivió el Lic. Alfonso Pulido Islas que nació el 13 de agosto de 1907 por la calle Hidalgo No. 81. Fue economista e historiador, director de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM. Fue el primer presidente de la Escuela Nacional de Cine y jefe de la sección Cine del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.
Fue miembro fundador del PRN, de la CTM, y oficial del PRI. Pulido fue un importante creador de políticas públicas en distintas administraciones y ocupó numerosos cargos gubernamentales.
Colaboró para que la carretera federal pasara por Ixtlàn, y gestionó la devolución del curato a la iglesia después de la guerra cristera.
Es considerado uno de los economistas más influyentes de su generación. Muere en Houston, Texas, el 17 de febrero de 1981. Jueves 23 le toca vestirse de fiesta a la calle Madero.
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