Aunque se dice que el origen de los huicholes es incierto, y se hallan elaborado algunas hipótesis basadas en datos lingüísticos, mitológicos y arqueológicos; textos como el Popul-Vuh y el libro “La Nueva España”, resumen sus raíces así:
Iztacmizcoatlh y su esposa Ylamcuey vivían al norte de la alta California donde tuvieron 6 hijos: Xelhua (xécoras), Tenuch (tenochcas), Ulmecatlh (olmecas), Xicalamcatlh (xicalancas), Miztecatlh (mixtecos) y Otomitlh (Otomíes).
Quienes narran un origen sobre un periodo tan antiguo como de la confusión de Babel, de cuando los hijos de Israel entraron en la tierra de promisión y que salieron de la tierra de Sichen (Siquem), todos ellos eran adoradores del Sol.
El Popul-Vuh vincula a los “Yaqui-Tepeu” (ancestros wirrárikas-otomíes), con los “Tepeu-Oloman” (ancestros olmecas) llamándolos sus hermanos mayores, que junto a otros luego cruzaron un brazo de mar (Mar de Cortéz).
De los primeros derivaron los pobladores chichimecas serranos; y los segundos se relacionan con la cerámica tipo “capacha” del comercio sudamericano.
Treinta años después llegaron los acolhuas, luego los nahuas o mexicas (Yuto azteca).
Al parecer los ancestros de los huicholes mantuvieron una vida independiente de los grandes imperios. Lo mitos hablan de cómo los antepasados huicholes eran atacados por águilas y jaguares en sus peregrinaciones a la tierra del peyote.
En el Códice Florentino de Fray Bernardino de Sahagún se describe un ritual de los teo chichimecas (parecido al que realizan los huicholes con el peyote).
La unión entre los grupos de las tierras bajas (colhuas) de la costa, se mezcló con los antepasados huicholes en las distintas épocas. La tradición oral narra cómo los dioses salieron del mar y fueron peregrinando hacia el oriente de la sierra.
Así los xécoras se aislaron culturalmente por siglos y con más razón a raíz de la conquista.
Entretanto, sus primos los tenochcas (mexicas) acompañados de su madrastra Chilmalmatlh (madre de Quetchalcoátl), muy similar al Códice Bouturini o de la peregrinación, siguieron camino a Anáhuac.
(Relaciones de La Nuevas España, de Alfonso de Zorita. Vol. I Capítulos II y III).
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