- ¡Ay del Itzá, brujo del agua, que vuestros dioses no valdrán ya más!
Importantes hallazgos e investigaciones recientes sobre la historia prehispánica de Ahuacatlán han aclarado detalles desconocidos sobre la práctica de los rituales nigrománticos, sacrificios humanos, y la segregación y esclavitud que mantenían los indígenas principales del barrio de la Otra Banda al tiempo del contacto español.
Como es sabido, los aztecas llegaron a ser consumados sacrificadores después de la sexta estación registrada en el Códice Bouturini tras su llegada al Tamoanchan, (lugar paradisiaco mítico) representado por un gran árbol florido de Ahuehuete que es cortado.
Los rituales de sacrificio de occisión, inmolación o autoinmolación eran llamados – Nextlahualtin – y tenían un carácter de restitución y regeneración para el renacimiento de las deidades en las personas que los representaban en el sacrificio, especialmente si eran de la realeza, y en tal caso, jefes mayores avanzados de edad próximos a – Miquistli – o – Mictlan – la Muerte Azteca.
En los rituales eran ofrecidos esclavos, foráneos o locales, llamados – Tlaaltitin -, vestidos con atavíos correspondientes a la ofrenda llamados – Mimixcoa – a fin de entrar por las puertas del Corazón del Monte, al inframundo, a su muerte.
Sin embargo, también llegaban a ser esclavos sacrificiales idóneos, los denominados “De Collera”, que eran todos aquellos individuos que fueran rebeldes o indisciplinados al orden establecido.
Toda vez que el sistema nigromántico de justicia azteca, si se le puede llamar así, trasladaba el sacrificio ritual ofrecido al dios de la muerte llamado – Mictlantecuhtli -, al de la Casa de las Águilas para justificar tal proceder.
Sobre las colinas, en las inmediaciones de la sierra de pajaritos en Ahuacatlán existe un sombrío lugar llamado Las Cuevas (Nahuatl: Tepeyólotl “Corazón del Monte”) que tiene algunos 30 metros de altura por 50 de largo con caída de agua veraniega.
En ese lugar se encontró parafernalia ritual alusiva a estos sacrificios humanos; objetos votivos como el cuchillo de pedernal Técpatl y un sello distintivo de los sacrificadores con agarradera zoomorfa de murciélago – pájaro – jaguar negro.
No se conocían en Ahuacatlán artefactos de esta clase que muestre escena semejante, donde el sacrificado lleva una flor sobre sus muslos lo que significa que es un dignatario Xochipilteca, muy probablemente “de Collera”, los cuales podrían ser liberados solo si entraban a la presencia de un “Rey”, tal como sucedió al llegar Nuño Beltrán de Guzmán en 1531 ostentando tal posición y quien liberó a su llegada a Los Xochipiltecas de “La Otra Banda” en Ahuacatlán.
Las diferencias ideológicas que llevarían a los xochipiltecas “rebeldes” a ser esclavizados por los líderes de Ahuacatlán pocos años antes de la Conquista Española, obedeció muy probablemente a las ideas y visiones reformistas que fluían por todo el imperio impulsadas por Tlacaélel (1398-1480); quien habría sido elector, consejero de soberanos mexicas, legislador y reformador religioso contemporáneo del sabio poeta Nezahualcóyotl.
Los tipos de texto motivadores solo para entendidos como eran – Las Jaculatorias de los Ah-Kines– (Sacerdotes del culto solar); llamadas profecías de una nueva religión que tenían un tono de resignada admisión de hechos inevitables:
“La señal de Hunab-Ku, única-deidad del cielo, se hará manifiesta con el Uaom Ché- Madero-enhiesto, que se mostrará al mundo cuando sea el amanecer, sus sacerdotes adoran a un Dios encarnado que será adorado por todos los confines del mundo cuando venga y extienda su poder sobre los huérfanos de madre y padre; el aguijón de su palabra les caerá encima de los ojos y del corazón por todos los ámbitos del mundo” (Chuenil Kin Sansamal)
Terminarían siendo inaceptables y reprobables estos sacrificios humanos, pues Jesucristo habría muerto una vez para siempre a favor de todo hombre del planeta.
El templo de Los Fogones o Calmécac descubierto en el complejo funerario bajo las arenas al norte de Ahuacatlán, registró al carbono 14 fecha de construcción de 1500 E.C. Con alusiones a Xochipilli, también unos pocos años antes de la conquista española (1519-1550).
Podemos concluir que el auge cultural Mesoamericano aleatorio concerniente a sacrificios humanos, empezó a declinar como caída de naipes después del siglo IV porque la Señal Enhiesta predicha – “hizo que cesaran el sacrificio y la ofrenda de dádiva”- (Daniel 9:27)
- Que me perdonen mis yerros mis señores padres y mis altos entendidos maestros, los astrólogos acéntricos (sic) y los concéntricos (sic), los grandes sabios que saben cómo caminan el sol, la luna y las estrellas y todas las cosas creadas por nuestro Padre Dios. – (Chilam Balam//153)
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