Omar G. Nieves
La primera semana de enero inicia poniendo sobre la mesa la mayor parte de la agenda política del año: El proceso electoral que inicia este próximo viernes.
De esta manera, esta semana es la de los destapes. Aquellos funcionarios públicos que quieran participar en las elecciones del tres de julio tendrán que separarse de sus cargos en los próximos cuatro días. Por otra parte, aquellos que quieran ser reconocidos como aspirantes, tendrán que dar señales de ello, suficientes como para ganar los espacios informativos que los funcionarios ocupen cuando salgan de sus puestos.
En Ahuacatlán se habla que el secretario municipal pedirá licencia para contender por la presidencia. También es posible que Héctor Aguiar deje la recaudación de rentas para participar por este mismo cargo en Ixtlán. Y el licenciado Cristián Caro tendría que hacer lo mismo como notificador del Juzgado Mixto de esta municipalidad.
Por lo que respecta a Ixtlán del Río se espera que Héctor Romero pida su licencia a la dirección del Coplademun. Tal vez lo haga también el secretario, Miguel Ángel Rivera Bernal. Pronto lo sabremos.
Lo que no se sabe es cuándo inicia la remodelación de la plaza de toros El Recuerdo, pues el gobierno estatal aún no deposita el recurso federal que recibió para la obra.
Esta es una situación que provoca una fundada sospecha: se pretende aplazar la inauguración de la plaza para cuando la ley electoral prohíba difundir o publicar este logro del Ayuntamiento, evitando de esta forma hacer con esto una propaganda electoral a favor de algún candidato, el que sería afín, claro está, al presidente municipal. Bailes y corridas de toros, tendrían que esperar hasta que pasen los comicios de julio.
En Jala y Amatlán las aguas turbias de la política están encalladas. En la primera por la incapacidad de su presidente por cumplir sus compromisos, sus obligaciones, sus funciones. En la segunda porque tiene en ciernes una celebración popular que si se usufructúa electoralmente podría ser contraproducente.
Así entramos al 2011. Anticipando lo que en lo personal ya le hemos hecho saber a los políticos: No habrá complacencias, preferencias, ni trato especial. Promoviendo el debate y preguntando por ideas para solucionar los problemas sociales. Prometiendo no escuchar el canto de las sirenas ni de entrar en discusiones estériles y alambicadas. Exhibiendo la demagogia, que viene encubierta como las piñatas que se acaban de romper en Navidad, con el oropel que tienen las dádivas que pretenderán comprar el voto ciudadano.
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