AHUACATLÁN.- Con más de 25 años como relojero, Marcos “N”, manifiesta que con el cambio de horario se incrementa el trabajo “pues la gente viene para que le ayude con sus relojes para regresarlos al tiempo normal”.
“Marquitos” – como lo identifica la gente – manifiesta que lo anterior parecerá curioso, “pero sí hay quienes necesitan ayuda; aquellas personas que tienen relojes con computadora electrónica y que traen integradas muchas funciones, son los que batallan y a quienes comúnmente atiendo en estos casos”.
Comenta que a sus clientes no les gusta el cambio de horario, “manifiestan su inconformidad, ya que muchos de ellos no pueden adaptarse, pero a regañadientes tienen que someterse a esta disposición, como todos”.
En su negocio, ubicado en la zona centro de Ahuacatlán, se pueden apreciar relojes de pared de todo tipo. Se encuentran desde los más modernos, de diseños abstractos así como unos que datan de principios del siglo pasado, “y a todos ellos tengo que modificarles la hora, lo bueno es que esto no es todos los días”, ríe ante su comentario.
Y bueno, como siempre ocurre, el cambio de horario ocasiona mucho descontrol entre la ciudadanía; tal es el caso de Amalia Díaz quien, con 30 años de experiencia como enfermera, tajantemente dice que esto del cambio de horario, “nunca me ha gustado, más que uno trabaja a marchas forzadas y anda contra el reloj”.
Considera que la población en general no ha visto resultados benéficos en este procedimiento, “las autoridades se jactan con noticias de ahorro de energía y no sé qué tantas cosas, pero lo cierto en que el recibo de la luz cada vez llega más alto”, apunta.
Por su parte, Carmela González, quien es propietaria de un pequeño puesto de hot dogs, los cambios de horario, “¡me traen loca!, en realidad no me gusta esto!”. Y afirma que es mucha la carga psicológica porque no descansa y no se ahorra energía, como dicen las autoridades correspondientes.
“Deben dejar el horario como es, por eso Dios hizo el día y la noche, no para que fueran manejados al antojo de unos cuantos, pues uno se duerme conforme se lo pide el cuerpo y se levanta una más temprano y más cansada”, explica Carmela.
En tanto, el septuagenario, José Aguilar, comenta que él no entiende lo del cambio de horario, “pues en verdad no sé qué tengo que hacer ahora, sí adelantarlo o atrasarlo… pero lo que sí pienso es que todo esto me destantea por completo”, subraya.
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