AHUACATLÁN.
Entre abrazos y risas –en ese orden–, pasajes de un pasado inolvidable y anécdotas vivientes sobrevenidas de entre muros y pupitres, los alumnos de la primera generación de la escuela secundaria federal No. 8 sostuvieron este 04 de octubre un emotivo reencuentro donde campeó la alegría y la fraternidad en todo su esplendor.
Imposible haber reunido a todos; algunos por encontrarse fuera del país, otros por radicar en estados distantes, etc.; pero los que tuvieron condiciones acudieron primero a ese inmueble que se sitúa por la calle Zaragoza esquina con 20 de Noviembre –del barrio de La Otra Banda–, exactamente frente al Centro de Salud, para luego concentrarse en una finca de la calle de Aldama, hacia el oriente, en el barrio de La Presa. Catorce en total.
Los asistentes descorrieron las cortinas del tiempo para remontarse a aquellos primeros días de septiembre de 1969 cuando por primera vez se presentaron a las aulas para cursar su educación secundaria, en la que sería la primera generación de la naciente “escuela secundaria federal No, 8”, teniendo como director al profesor Rubén García; ¡Hace ya 51 años!
Los que acudieron al reencuentro, anteayer, recordaron obviamente a algunos de sus maestros, como al “Profe” Chabelo y a Servando O´conor, a Ernesto Villarreal y a al maestro Bernardino; así como a otros catedráticos como a los profesores Leopoldo, Carmen, Jorge Bobadilla y al bien recordado Delfino Santos, quien les impartió clases de Educación Física.
A esta emotiva reunión asistieron cuatro mujeres, siendo estos los casos de Carmen Robles, Cuquita Ibáñez, Ema Varela y Dora Toscano. La tropa masculina estuvo conformada por Félix Machuca, Antonio Romero, Jaime Llamas, Alfredo Ponce, Gerardo Santiago, Cirilo Valenzuela, Rubén García, Silvestre Machuca –el anfitrión–, Raúl Rivera, y Manuel Martínez. Éste último, por cierto, hizo un viaje especial desde la CD.MX. a efecto de reencontrarse con sus compañeros de secundaria pertenecientes pues a la primera generación.
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Entre sabrosas viandas y canciones interpretadas magistralmente por Raúl Rivera y por Cirilo Valenzuela –cada cual en momentos distintos–, los concurrentes recordaron por supuesto a quienes ya se les adelantaron en el camino.
Revivieron hechos y momentos imborrables, como los exámenes de matemáticas y los concursos de oratoria; pero también recordaron tiempos felices, como las celebraciones del Día del Estudiante y obviamente la ceremonia de graduación, en junio de 1972, entre muchas otras cosas.
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