IXTLÁN DEL RÍO.― En Ixtlán, la violencia intrafamiliar no sólo afecta a mujeres y niños; también son víctimas los hombres, quienes la mayoría de veces prefieren no denunciar los maltratos debido a la cultura machista que priva en la sociedad mexicana.
Así, se sabe que de enero a mediados de septiembre de este año se presentaron por lo menos 10 casos de maltrato físico o psicológico en agravio de igual número de varones por parte de sus respectivas esposas.
En opinión del psicólogo Pedro Méndez, la violencia intrafamiliar ya es un problema de salud pública en muchos hogares de Ixtlán, e indica que lo mismo afecta a familias de la clase baja, que a los de la media y alta.
“Comúnmente las víctimas de la violencia en el hogar son las mujeres, quienes no en todos los casos denuncian a sus agresores. De 10 mujeres agredidas, sólo dos o tres quieren denunciarlo ante la Agencia del Ministerio Público; el resto se resisten, con el argumento de que sus maridos son profesionistas y pueden afectar su imagen, o son servidores públicos o funcionarios y no quieren que pierdan el trabajo, porque ellas dejarían de recibir un ingreso al ser dependientes económicas de ellos”, señala Méndez.
No obstante, la violencia contra los hombres por sus esposas o concubinas también se da, pero en la mayoría de los casos no se denuncia por la cultura machista y el temor a las burlas.
Pedro, quien cursó sus estudios de psicología en la Universidad de Guadalajara, cita el caso de un joven profesionista de 23 años que vive en ésta ciudad de Ixtlán, a quien su esposa, de 18 años, “golpea con un palo, una tranca o un cinturón, y lo tiene totalmente sometido, a tal grado que lo manda a las tortillas y le pone horario para llegar, y si en determinado tiempo no lo hace, le va como en feria al pobre muchacho”, refiere.
Tal es la situación de violencia contra el joven –apunta este joven profesionista-, que sus mismos vecinos se comunicaron al DIF Estatal para pedir ayuda, ya que por miedo, él no se atreve a denunciar a su cónyuge, porque además “la quiere mucho”.
Según Pedro los vecinos de este “sufrido” marido firmaron una carta donde solicitan atender al muchacho, pero, añade, no se puede hacer nada si él no denuncia.
“Como éste hay varios ejemplos de hombres que vienen, me cuentan su caso y me piden ayuda, pero no hacen la denuncia porque aparte del dolor que representa por sí misma la violencia familiar, está el dolor que les causa que son hombres y son víctimas de mujeres golpeadoras -señala- y en esto entra el machismo, el temor a las burlas, el no querer sentirse poca cosa”, concluye.
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