Después de un breve tiempo, un compás largo para mí, estoy de regreso con mis relatos de sobrevivencia, el fenómeno que me atrae la atención lo escribo con mis sentidos en alerta o en benevolencia. Mayo es un mes muy difícil de cruzar por sus territorios, desde las fronteras abrileñas hasta que llego a la frontera juneana. Son las variaciones sentimentales porque surgen cuando menos lo pienso, recuerdos que creí tener en reposo o quizás muy guardados celosamente como en un cofre de metal y cerrojos inescrutables. Todos los días y sus noches son de luces intensas y de sombras angustiantes. Cada instante es un vértigo, por las costumbres de festejos y no me puedo sustraer, aunque me aísle para blindarme, pierdo la batalla. Aunque me concentre en mis lecturas o cavilaciones de arcoíris o tormentas literarias. Surge el día de la madre, del maestro, del fatídico 28, es aquí donde fluyen con más fuerza y entonces me dejo ahogar, arrastrar a las imágenes que es el agua ardiente de nostalgia. Y hasta el delirio entre las piedras, oleajes, caídas, que solamente me salva mi indomable espíritu. Los demás humanos enfrascados también, por eso los dejo en paz y no pido auxilio.
745.-UNIVERSIDAD
Recorrer el vasto espacio entre árboles, la rectoría y donde están las bibliotecas, el busto de Amado Nervo en su pedestal de piedra magma; los edificios de las facultades o unidades académicas, es un placer que es como un sorbo de champagne en compañía de mi móvil en su trayectoria de mañana en vivo. También viene conmigo el adolescente temeroso y nervioso estudiante de veterinaria. El de los ojos asombrados y de corazón débil, el de los poemas furtivos y del amor en lejanía, el de las cartas de amor. El de los pantalones de mezclilla, camisas sin cuello y zapatos de gamuza. El que llena sus cuadernos de versos de soledad, de palabras deprimidas, el amigo de las noches y estelas de desvelos. Quizás haya cambiado en su cáscara o en su presentación, pero sigue con esos ojos de asombro que todo lo que ve lo transforma en poesía.
746.-PARDO
Ya tengo escuchando música como un año y siete meses las canciones de Juan Pardo, compositor y cantante español de los setentas. Volver a sentir y vivir ciertos pasajes de mi vida. Las melodías tienen la magia como una lámpara que te cumple deseos, el traerte los rostros de amores, de la piel grata y esplendorosa, como las flores amarillas, el viento de caracoles y las alegrías como prendedores en el pelo.
747.-REBELIÓN
Con un cierto dejo de inocencia cuando con engrudo pegábamos la publicidad de papel en las paredes, los muros y así dar a conocer candidatos o ideales. Ya estamos en la tecnología que basta un clic, una tecla para enviar en cuestión de segundos la información a cientos o miles de personas sin importar lo lejano que se encuentre. Nos convertimos en ramificaciones cibernéticas y en la rebelión de redes sociales, un enjambre de libertad donde siempre acecha noticias falsas, hirientes palabras o agresiones. Nos convertimos en parte de un grupo contra otro grupo, como si fuéramos fanáticos de un equipo de futbol, resaltando las virtudes y atacando mordazmente los defectos del contrario. Es eficaz si son elementos de juicio para formarse un criterio o tener una visión de 360 grados, pero generalmente opinamos y no profundizamos. Es el riego vivir en el mundo de la velocidad donde domina la imagen y el texto breve más que las profundidades de estudio, del deseo, del interés y la necesidad del conocimiento, del saber.
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