Craso error cometió Antonio Echevarría García al convocar a un cambio social desde la plaza de Ixtlán del Río durante el cierre de campaña de Elsa Nayeli, esposa del dirigente del PAN en el estado. Tal vez alguien le informó que en esa misma plaza en 1975 Alejandro Gascón Mercado hizo un llamado al pueblo para propiciar una revolución democrática donde se enarbolara un proyecto que lesionaba de muerte al gobierno cavernario del PRI y a los propios intereses políticos de los Estados Unidos de América.
Acertó en que El Chato Muñoz y su padre en 1996 y 1999, respectivamente, alzaron su voz para romper un paradigma que en aquellos años tanto en Ixtlán del Río como en Nayarit no se podía sostener debido al grado de hartazgo social por la detentación de un poder arbitrario al que era necesario derrotar.
Ciertamente Alejandro lo logró, pero a diferencia del Chato y de Antonio Echevarría Domínguez, el líder de las multitudes de los años 70’s sabía cómo hacer justicia social y no el gatopardismo al que está acostumbrado Acción Nacional. Es por ese motivo que Toñito erró. Pensó que el proceso social que se vivió en 1975, 1996 y 1999 es el mismo que el de este año.
La lucha popular que lideró Alejandro no tiene parangón. Tan es así que al ganar las elecciones el presidente de la república tuvo que intervenir con la complacencia de Estados Unidos para arrebatarle la gubernatura a Gascón Mercado. Se trató pues del fraude más grande cometido en la historia de México de los tiempos modernos, tal vez solo comparado por el que le asestó el PRI y el PAN a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988.
Lo más paradójico es que justo en 1999, Alejandro ya con las fuerzas minadas por la edad, nuevamente convocó a un grupo de viejos camaradas para conformar el Movimiento Electoral del Pueblo, el cual surgió de las deliberaciones surgidas en una finca de la calle Abasolo número 347 de Tepic, hoy Biblioteca Marx – Lenin.
Fue allí donde Alejandro Gascón reflexionó que no era posible que dos priistas, Lucas Vallarta y Antonio Echevarría Domínguez, (el candidato que participaba por las siglas oficiales, y el otro por una abigarrada alianza de partidos paleros) fueran las únicas opciones electorales en Nayarit, pues representaban lo mismo. De modo que no es difícil pensar lo que hubiese hecho el ilustre comunista de Aután de vivir hogaño. Sin duda estaría combatiendo a todos los candidatos que actualmente participan en la contienda electoral. Desde su trinchera, desde la única que siempre defendió y que ahora algunos de sus “camaradas” olvidaron porque les convino tácticamente, temporalmente y económicamente, hacer a un lado sus principios ideológicos.
Algunos de ellos hasta fueron perseguidos, encarcelados y amedrentados por Antonio Echevarría padre. Quien además se ensañó con algunos periodistas metiéndolos a la cárcel, que evidentemente después de varios meses salían de prisión al encontrárseles inocentes. Quien obsequió decenas de permisos de taxis para hacer negocio con sus concesionaras automotrices. Quien se la pasó insultando a quienes opinaban diferente. Fue el mismo que elevó la deuda de Nayarit a su máximo histórico en aquel entonces, y quien hasta la fecha sigue regodeándose porque su familia sigue haciendo negocios con la política.
Ni el hombre que convocó, ni la convocatoria misma se asemejan un ápice a la gesta de 1975. La alianza “Juntos Por Ti” puede ganar estas elecciones, puede generar un saneamiento superficial de en la administración pública, pero jamás se podrá decir que Nayarit se dirige hacia un cambio social.
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