El hombre aprende por imitación, dicen los que saben. Desde niños imitamos las acciones de nuestros padres, repetimos la conducta de nuestros compañeros y, tras un periodo de madurez intelectual, empezamos a emular a quienes admiramos.
¿Pero cómo encontrarle el humor a la calcomanía de personajes sobresalientes? ¿Por qué reímos de la parodia? Carlos Bardelli nos aproxima a una respuesta: “Empecé a imitar a mis maestros y a mis primos en las fiestas familiares. A todos les parecía cómico y a partir de entonces empezó mi carrera”.
La imitación, cuando se conjuga con una buena caracterización y un poco de exageración, nos lleva a un buen rato de diversión [verso sin esfuerzo]. Hacer esta proeza al grado de Bardelli nos provoca admiración. No por nada el sábado pasado nuestro entrevistado se ganó una vez más los aplausos que de pie, le profesó el público en el Club Social y Deportivo de Ahuacatlán.
En la calle le gritan “Pedrito”, por el papel que interpreta del Ídolo de Guamúchil, y que le hizo ganar el concurso del reality show de Televisa, “Parodiando”. De hecho, Bardelli nos confesó que existe el proyecto de recrear la vida de Pedro Infante en la pantalla grande, personaje que él podría personificar.
Llegar a donde está no es fácil, dice el artista: “Implica muchos sacrificios, humillaciones, puertas cerradas y el que no haya foros en la televisión donde presentarnos”.
Y es verdad, aunque se siente orgulloso de su carrera y es una profesión que tiene buena acogida en todo tipo de eventos, atrás quedaron los espacios para que los comediantes expusieran su trabajo. “Los Comediantes” y el “Festival del Humor” que producía Jorge Ortíz de Pinedo fueron programas memorables, efímeros que apenas daban unos cuantos minutos para los actores de comedia.
Bardelli abunda: “No había un programa de televisión dónde tocar la puerta. ‘Parodiando’ fue la gran oportunidad; aunque fue una competencia muy reacia, muy dura, porque se hizo casting a nivel nacional e internacional. Se trajeron imitadores de Puerto Rico, Guatemala, Venezuela, etcétera. Estuvieron los mejores de Latinoamérica”.
Antes, el entrevistado había conocido y alternado con varios imitadores y artistas de fama, como Omar Alonso. En un vídeo de Youtube también se le ve junto con Vicente Fernández, de quien obtiene unos aplausos. Pero fue en Parodiando donde alcanzó su máximo reconocimiento: alzar las manos como el mejor imitador de México, circunstancia que además estuvo acreditada por los viejos lobos de mar: Gilberto Gless y Julio Zabala.
Ese momento Bardelli lo describe de la siguiente manera: “Estar delante de los pilares más grandes y que me levanten a mí como el mejor imitador fue un gran honor”.
— ¿Tu personaje más pulido?, le inquiero.
— “No sabría decirte, eso lo decide el público. A mí me dan muchos aplausos cuando hago voces de mujer, como Whitney Houston o Amanda Miguel, que me la piden muchísimo. Y ahora después del programa quien se ha convertido en un Startup de mi show es la voz de nuestro ídolo mexicano, Pedro Infante.
— ¿Qué opinas de la gente que critican a los Reality Shows, que dicen que están arreglados?
— Yo pensaba lo mismo cuando entré. Incluso hasta el final pensaba eso. Decía ‘esto está arreglado. Esto está para que gane otro compañero’. Había un compañero que se veía como el favorito de la producción… Y cuando empiezo de desobedecer reglas, a ir contra lo que decía mi capitana [su couch fue Angélica Vale] fue cuando gané.
Carlos Bardelli aconseja que cuando se haga un Reality Show como en el que participó se acuerden que es muy duro psicológicamente, físicamente y emocionalmente. “Siempre gana el que resiste más”, apunta.
Ahora, aquel joven que en una Prepa de Ciudad Obregón se ganó el mote del “Chente”, que viajó a Guadalajara y luego a la Ciudad de México para probar suerte, recorre la república mexicana dándose a conocer como el máximo imitador del momento, como ocurrió pues en Ahuacatlán.
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