- EL MATRIMONIO PARA JOSE MARÍA NAPOLEÓN.
- TRUMP, EL HITLER DE NUESTRO TIEMPO.
- PSICOLOGÍA SOCIAL DEL MEXICANO EN TIEMPOS ELECTORALES.
- LA DISTORCIÓN DEL PERIODISMO, Y SU CONFUSIÓN CON EL COTILLEO.
► Se expresa con la sabiduría de un poeta. José María Napoleón es tan lírico en sus canciones como en una charla; pero además dice ser un hombre de principios. Defiende el matrimonio y se pronuncia contra las relaciones de pareja que viven en unión libre.
«A la mujer hay que darle seguridad jurídica, porque merece todo nuestro respeto»; luego añade que lo que fácil se consigue, fácil se desecha. Lo escuché en una entrevista con Ivette Hernández “La Viborilda” y me pareció interesante su disertación tocante a este tema.
► Cuando algunos analistas plantean la posibilidad de que Donald Trump sea el renacimiento de un nuevo Hitler, no están muy errados desde el estudio piscológico. Para Carl Jung, por ejemplo, sería una especie de histérico aquejado por una subforma de la histeria que se llama pseudología phantastica. En otras palabras, es un mentiroso patológico que se cree de sus propias mentiras, que está enamorado de sus propias ideas y que presenta sus proyectos como fantasías fáciles de lograr. Además, para conseguir la realización de sus deseos – fantasías considera que ningún medio es demasiado malo si le ayuda a lograr su amado objetivo. De hecho cree que actúa en beneficio de la humanidad, de su nación.
► Por otra parte, ha germinado en la psicología social de este país esta filosofía yanqui del pragmatismo que planteó por primera vez Charles S. Peirce, quien sugirió que se debe buscar el significado de las ideas en los resultados prácticos que producen.
Para la mayoría de los activistas en una campaña su incursión debe ser recompensada con algún puesto en el gobierno. Otros con trabajos más estables ven en las elecciones una oportunidad de sacarle provecho a todos los candidatos, y los más conscientes pretenden constituirse en seres excepcionalmente intelectuales haciendo apuntes axiomáticos que hasta un niño de primaria los haría al revelar que los políticos son corruptos y hacen campañas anticipadas.
► He escrito muchas veces sobre el tema. Pero no está demás volver a decir que en México no estamos acostumbrados al razonamiento de los textos periodísticos. Sean reportajes, crónicas, artículos de opinión, entrevistas, notas informativas, Etc., es difícil que en un mundo – nuevamente pragmático – alguien lea, distinga, interprete, y, sobre todo, emita un juicio de valor apegado a un criterio objetivo. Nuestro propio código moral, idiosincrasia y formación (hasta si se trata de aceptar como verdad lo que nos cuentan nuestros amigos o familiares), cuentan a la hora del escrutinio de la nota y de su escritor.
A mí se me ha criticado acremente por esta cultura lega de leer sin entender. Muchos aún con el simple título de un artículo les es suficiente para armar la cacería de brujas. Otros tampoco han comprendido hasta dónde llega la responsabilidad del periodista cuando recibe información oficial (hablando ahora de asuntos más delicados como la nota policíaca). Y no lo entienden porque esperan que el periodista sea policía, perito, fiscal y hasta juez de los asuntos que solamente en las instituciones deben resolver.
Evidentemente que la víctima nunca queda desamparada ante el poder mediático, para eso tienen su derecho de réplica. Pero curiosamente, aunque se lo ofrezcamos, la mayoría prefiere despotricar contra nosotros, a hacerse responsables de lo que su boca profiere.
Termino: nunca dejaré de verter en este espacio que hemos ganado lo que estimo como un compromiso por el poder que nos confiere la prensa: bajarle los sumos a los políticos sin temer a las represalias, interpretar lo que el pueblo anhela sin caer en la trampa de su vicios, ser plural y no caer en la sucia competencia de ganarme lectores a base del periodismo ramplón que se granjea a la gente a base de artimañas técnicas y retóricas.
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