El Partido del Trabajo no sólo se define de izquierda, sino de una izquierda socialista. Establece entre sus principios relacionados con la economía, la desaparición de monopolios y la supeditación del Estado a la sociedad. De todo eso y de más está bien enterado el diputado Jaime Cervantes, quien esta tarde fue reprobado por su propia consciencia al falsear su responsabilidad en la aprobación de la Ley de Ingresos para el próximo año, y que entre otras cosas contempla el denominado “Placazo” y el refrendo para el pago de la tenencia vehicular.
Al menos Pavel Jarero y los representantes populares del PRD se quedaron mudos – aunque también avalaron el dictamen –, pero el pazguato de Cervantes Rivera subió a tribuna a defender la consigna de ley que mandó el gobernador a sus correligionarios. Esa postura de adhesión al Ejecutivo, y que no es de ahora, fue abyecta, en tanto que en un verdadero galimatías, se deslindó de su desmán para decir que somos los comunicadores, los columnistas de la prensa, quienes no provocamos el debate entre los ciudadanos.
En otras palabras, para el diputado petista el contrapeso para que las acciones de gobierno no sean nocivas, nos corresponde a los periodistas, y no ellos, quienes en realidad deberían ser un órgano independiente, con criterio propio, pues al final de cuentas esa es su función, al tener el mandato popular y el poder que emana de la Constitución.
En algo sí tuvo razón. La prensa no está a la altura para que el pueblo reaccione ante estas medidas recaudatorias que pudieran ser provechosas y retribuyentes, en tanto se mantengan las canonjías a las que no están dispuestos a renunciar ni ellos, los diputados, ni los altos funcionarios del gobierno.
Y no están a la altura estos medios de comunicación porque tengamos columnistas intelectualmente pobres como para derrumbar el mito de que la tenencia vehicular se justifique al amparo de los 100 millones de pesos redondos que se reciben por este concepto; sino porque la prensa está apresada, ¡Vaya verbo! No todos, claro, pero en su mayoría, son como el diputado Cervantes. Prefieren la comodidad de seguir en la nómina, a revelar los mecanismos de control con los que opera el gobierno.
Porque no se trata únicamente de las réplicas como las que presentaron los legisladores priistas para desconfiar “con toda legitimidad” de la propuesta que hizo Ramón Cambero para la derogación del artículo 5° de la Ley de Ingresos, que habla precisamente de la tenencia vehicular; sino de explorar las soluciones para que esos 100 millones de pesos no falten en la administración pública.
Pues así como los panistas pueden tomar como estandarte electoral la impopularidad de la tenencia con tal de promoverse desde ahora, del mismo modo como lo dijo otra diputada del PRI, lo pueden hacer ellos mismos para ejercicio fiscal del 2017. De hecho, ella misma lo confesó: “aún no estamos preparados para hacer frente a las deudas – que ellos mismos generaron –, pero para el próximo año podemos prescindir de la tenencia”. ¡Qué casualidad!
Ocurrirá que dentro de un año, la mayoría de representantes que ahora votó a favor del “Placazo” y la tenencia vehicular, para el próximo se presentarán como nuestros salvadores. ¡Gran estratagema proselitista!
Por lo demás, es decir la forma en que se modera la opulencia y la indigencia, el sistema fiscal para las contribuciones y los programas de seguridad y asistencia social, distan mucho de ser equitativos. ¡Cuándo el chofer de un carcacha podrá ampararse y anular los impuestos del gobierno ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa! ¡Hasta cuándo solo los ricos podrán promover la nulidad de los actos por una indebida fundamentación o motivación, un simple y llano error en que incurre la Hacienda Pública para que se les restituyan sus ingresos!
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