Misael de Santiago Velasco
Imagino que la proyección del documental “200 años de ser orgullosamente mexicanos” en una mega pantalla, en instalaciones para recibir a muchos espectadores, provoca un regocijo entre pequeños y adultos.
Este acontecimiento me hace recordar los años 50 del pasado siglo cuando por ciudades grandes y pequeñas, sin faltar algunos ranchos la exhibición de películas en la calle, los aparatos cinematográficos los traían instalados en vehículos y cargaban una planta que producía electricidad, cerraban por dos lados alguna calle y quien entraba en ese encierro tenía que pagar un boleto para ver las películas de aquellas del Charro Negro, de Tarzán, y otras de esas que ahora llamamos del cine inmortal mexicano.
Nos evadíamos total y gratamente del mundo real. La sábana blanca casera colocada como pantalla, otra tela como cortina era la puerta de entrada al mundo de las caricaturas cinematográficas en blanco y negro.
De mis coterráneos de Ixtlán que nacimos en los 40 o 50, recuerdan el “cinito” que se ponía en la esquina de la tienda del “Coyul” contra esquina del mercado viejo. Los plebes decíamos, “ya llegó el cinito callejero y las emociones colectivas resultantes no se hacía esperar; pues no hay punto de comparación conforme los años de cuando anunciaban por los altoparlantes o un señor por las calles “el gritón” con una bocina de esas que traían las “vitrolas” anunciaba la “cartelera cinematográfica”. Cuando era de caricaturas, el cine ambulante callejero se llenaba de infantes. Todos se ponían muy contentos.
Ahora con la proyección promocional a nivel nacional de un bicentenario de una dudosa independencia nacional, entreverado al de un centenario revolucionario de incumplida justicia social en donde la inmoralidad de algunos gobernantes han fabricado un México de incertidumbre y falsedad; el actual gobierno seguramente dará a conocer todo aquello que esté matizado para que el pueblo siga creyendo en la historia romántica de los acontecimientos de algunos héroes o hechos dudosos.
Que bien que con esa mega pantalla de los “200 años de ser orgullosamente mexicanos” se pasara la historia verdadera de algunos pasajes, tomando la cronología de los acontecimientos históricos más importantes.
Hace unos años se mencionaba la revolución institucionalizada con gobiernos emanados de un partido político denominado PRI que gobernó 70 años. En los dos últimos sexenios gobierna un partido de los que se conocen de derecha, los cuales a la fecha han sorteado grandes problemas, que a la vez no han convencido a los mexicanos.
Son cosas de la vida. Los recuerdos nos florecen. Aparte de los “cinitos”, recuerdo a los volantines, de esos que traía payasos que hacían mímicas cuando tocaban las canciones y que nosotros lo plebes lo impulsábamos agarrados de una varilla para que diera vueltas. De esos jueguitos que se ponían en el “Fresnito”, donde hoy está el monumento a La Madre, en la Pila Colorada o frente a las cantinas del centro de Ixtlán. No creo que hayan olvidado la “ola”, juego mecánico impulsado por la fuerza de la “plebada”. En fin, cosas de la vida y del recuerdo.
A quienes tenga la oportunidad de ver la mega pantalla con los centenarios, hay luego nos platican.
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