JALA.
Una situación bastante tensa es la que persiste desde el pasado lunes entre ejidatarios de Jomulco y la Comunidad Indígena que agrupa a campesinos de diversas comunidades; todo ello debido a un conflicto por la posesión de tierras.
Se trata de un problema agrario que no se ha podido dirimir, pese a que existen documentos y planos expedidos por las autoridades agrarias; pero la cerrazón parece haberse apoderado del segundo de los núcleos mencionados en el párrafo anterior.
El conflicto, según se sabe, tiene qué ver con algunas diferencias relacionadas con la delimitación de tierras; pero además hay acusaciones por presuntas posesiones ilegales e invasión de áreas que hasta hace unos meses estaban en la zona boscosa recubierta con árboles de pino y roble principalmente.
El robo de madera ha agudizado aún más el problema. Los ejidatarios de Jomulco son los acusadores, pero la Comunidad Indígena —que por cierto dirige el ex candidato a presidente municipal por RSP, Filiberto Solís— sostiene que esa superficie es de ellos.
La presidenta del Comisariado Ejidal de Jomulco, durante este ríspido encuentro que se realizó en el punto conocido como “Cajones” —situado a 3 kilómetros y medio de Rosa Blanca— mostró unos planos y documentos que les entregaron las autoridades agrarias en Nayarit, pero que los representantes de la Comunidad Indígena no reconocen como auténticos o que —de acuerdo a ellos— presenta inconsistencias.
El asunto es que ambas partes están inmersos en un conflicto bastante serio donde se corre incluso el riesgo de que corra la sangre. Hasta ese punto estuvieron a punto de llegar el pasado lunes, siendo entonces que se solicitó la presencia de la policía.
Ante las actitudes negativas, refutaciones y desconocimiento de documentos, los ejidatarios de Jomulco y la Comunidad Indígena no han podido asumir acuerdos y es por eso que unos y otros permanecieron ahí mismo vigilándose unos a otros, teniendo incluso que instalar cada cual su campamento, a escasos metros unos de otros.
El conflicto, se insiste una vez más, ha hecho que la situación se torne cada vez mas tensa; por eso es que resulta imperiosa la intervención de las autoridades agrarias e incluso de la Policía o de la Guardia Nacional, a efecto de impedir que corra la sangre.
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