Padre-Madre, Respiración de la Vida ¡Fuente del sonido, Palabra en Acción, ¡Creador del Cosmos! Haz brillar tu luz dentro de nosotros, entre nosotros y fuera de nosotros, para que podamos hacerla útil. Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti.
— Padre Nuestro (Arameo)
Se ha puesto a pensar ¿Qué pasara si se contagia del Covid?
Respirar, en un sentido estricto significa: absorber el aire, por pulmones, branquias, tráquea, etc., tomando parte de las sustancias que lo componen, y expelerlo modificado.
En un sentido amplio y con enfoque médico, es el proceso por excelencia de los seres vivos en el cual inhalamos aire y exhalamos dióxido de carbono (CO2) a esto se le denomina respiración; consumimos oxígeno y lo trasferimos a nuestro torrente sanguíneo, nos ayuda a generar el metabolismo y sintetizar azucares que significa energía para nuestro cuerpo.
La palabra respiración, aparece un poco más de 7 mil veces en la biblia, lo que en el pensamiento Hebrero se traduce como Nefesh, por analogía filosófica entendemos que respirar significa meter vida –aire– al cuerpo y dejar de respirar, perder la vida.
De nada sirve que una persona gane en este mundo todo lo que quiera, si al fin de cuentas pierde su vida. Y nadie puede dar nada para salvarla. —Mateo 16:26
Así de sencillo, durante siglos, Nefesh es la respiración. Entonces sucede un accidente. La Biblia cae en manos griegas y romanas y no solo es traducida al latín y al griego, sino es torturada para que quepa en un relato platónico de la vida. Un relato que divide al ser humano en cuerpo y algo más, por consecuencia se volvió: etéreo, incorpóreo, inhumano, inmortal: en alma. Apunta la escritora Sabina Berman.
De igual manera varios pensadores y filósofos con posterioridad se plantearon la existencia para descifrar el significado, concepto, importancia y trascendencia de la respiración y sus variaciones en el tiempo según su contexto; alma, vida, esencia etc. Sin mayor relevancia.
Hoy en día, en el pensamiento colectivo pasamos por desapercibido la respiración, y la asumimos como una inherencia biológica –somática–, el virus que azotó a la humanidad, Covid-19, principalmente lo que ataca es la respiración, actúa de una manera “inteligente” atacando a las células que, infectadas, viajan directamente a los pulmones; muchas veces puede producir consecuencias graves, como la aparición de enfermedades crónicas.
En resumen, el Síndrome Respiratorio Agudo Coronavirus II (SARS-CoV-2) que es el causante de la enfermedad Covid-19, la cual coloquialmente nombramos coronavirus tiene como principal objetivo atacar nuestro proceso (sistema) de respiración.
Ahora bien, si usted es de una manera de pensar “pragmática” y está convencido del capitalismo como la posible solución a los males que provoca esta pandemia, le invito a echar un vistazo a los costos aproximados, que le significara a usted, si llega a contraer el virus, y desarrolla sus síntomas.
Pues apunta el periodista Víctor Chávez para el Financiero, unos costos aproximados y estos estriban de la siguiente manera;
- Pruebas COVID-19: Desde mil 250 pesos a 3 mil 950 pesos
- Tratamiento en cama normal: 435 mil pesos
- Tratamiento teniendo seguro de vida: 222 mil pesos
- En unidades de cuidados intensivos: 920 mil pesos
- Paciente con intubación: 947 mil pesos
- Pacientes ambulatorios: 14 mil 449 pesos
Dependiendo también de otro factor, la cobertura de su seguro, que muy pocos se solidarizan con sus asegurados, y como es costumbre de estos giros, buscan “trabas” para desentenderse.
Esto si hablamos del sector privado, pues no solo la poca confianza que se percibe de la sociedad hacia los hospitales públicos, sino que también cada día se reduce más el cupo para atender a pacientes en clínicas del sector salud.
Recientemente, con tristeza son más frecuentes los posteos de las personas en toda la entidad solicitando tanques de oxígeno, y como todo fenómeno que el mercado lo interpreta “oferta-demanda” salen los “vivos” queriendo hacer de las suyas y muchos han sido víctima de fraudes.
En una localidad de Santiago, –cuyo nombre no quiero acordarme– esta una joven con conocimientos modestos en enfermería, pero suficientes para solventar los cuidados de sus padres, ancianos, que contrajeron el virus. Y la narrativa de su experiencia, desde la manifestación de los síntomas, hasta el día 13, –donde señalan los especialistas como los más críticos de la enfermedad– es testimonio de una desoladora historia que trasmite desesperación.
Más allá de la carga laboral que implica la atención a adultos mayores, sino que súmele la carga emocional por ser sus padres los que su vida depende de un tanque de oxígeno, evidencia la crudeza de esta enfermedad.
No solo es conseguir los insumos para combatir el virus, sino tener el recurso financiero para sostenerlo, además la fortaleza emocional para no derrumbarse.
Se han perdido muchas vidas y se seguirán perdiendo muchas más, lamentablemente, los contagios seguirán a la alza; comparto la reflexión del primer mandatario de este estado, “que llegue primero la conciencia que la enfermedad”
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