El cocinero que tiene suficientes trastos e ingredientes es el que mejor puede competir y desarrollar satisfactoriamente su trabajo. Igual que al albañil que se le proporcionan materiales de calidad puede construir una mejor casa. El oficinista se desenvuelve mejor en un ambiente laboral amigable. Y el periodista que no tiene restricciones para abordar algún tema es el que está en mejor postura para informar sobre hechos relevantes.
Sería un error comparar los casos de Julio Sherer, Gutiérrez Vivó, Rubén Luengas y más recientemente el de Carmen Aristegui, con la censura y, como lo veremos en breve, la represión, que en Nayarit se ha ejercido en contra de algunos periodistas que se han enfrentado al gobernante en turno.
El de Roberto Sandoval, por ejemplo, sacó de circulación ejemplares del Periódico Express cuando Omar G. Nieves denunció la transgresión al estado laico a través de un artículo que autorizó Armando Franquez, otrora director de dicho diario y que, por cierto, les costó el puesto a ambos. Ahora, Gricela Villa deja los micrófonos de Radio Capital 92.1 FM por no permitir confinarse a los dictados editoriales que vienen desde este mismo gobierno.
Empero, y aunque ambos casos sean excepcionales, parten de la presunción de que la objetividad se ve oscurecida por el pensamiento político que los periodistas, y en general todas las personas, tenemos. Como la palabra y su propia etimología lo indica, el subjetivismo parte del sujeto, y nadie se puede abstraer de él por mucho que diga que es objetivo. Ni modo que seamos pura masa tecleando o hablando por iluminación o inspiración de las musas. Aunque es de subrayar que hay niveles.
Es admirable y respetable lo que hizo Gricela Villa hoy al denunciar el amordazamiento al que se someten muchos medios de comunicación. Y nos solidarizamos con ella deseándole mucho éxito en donde quiera que nos siga informando. ¿Pero dónde estaba ella para defender la libertad de expresión que como periodista y director del Periódico Express – por muy grotesca que hayan sido sus columnas, admitámoslo –, aquella vez que Edgar Arellano Ontiveros fue preso por el gobierno de Antonio Echevarría?
¿Cuál es la diferencia entre el periodista que critica a un gobierno del PAN o del PRI cuando los señalamientos se hacen al amparo de la libertad de expresión? Los periodistas debemos ser solidarios bajo cualquier circunstancia en este derecho constitucional, aunque ello implique, como se ha dicho muchas veces, estar en desacuerdo con lo que nuestros compañeros del gremio piensen o digan.
En la era de la comunicación en redes, el gobierno le hizo un favor a Gricela Villa.
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