“Tacos, tamales, pozole, ¿cuántos?”, estas expresiones junto con las mentadas de madre son las que se vierten cada que se hace una conferencia de prensa por parte del gobierno de México o de EE.UU.
A Enrique Peña Nieto y a Donald Trump le llueven insultos cuando salen a emitir alguna declaración o posicionamiento de impacto para ambas naciones. Los usuarios hacen de un comunicado serio una chacota. La irritación es comprensible, la guasa tampoco es extraña en nuestro país; pero de ahí a perder de vista los acontecimientos que se presentan en streaming y que derivan en agravios a los mismos inconformes es otro rollo.
Tampoco es lo mismo que Enrique Peña Nieto atente contra le economía de la casa, a que lo haga un extranjero. Inclusive el propio Andrés Manuel López Obrador declaró que estaría dispuesto a colaborar, a unirse al presidente de la república si México se ve amenazado, como lo está, por parte del gobierno de Trump.
El presidente gringo en realidad no hace otra cosa mayor que la que hace el gobierno mexicano en política inmigratoria. Es más, mientras que en el vecino país se deportaron en los últimos años a 3 millones de personas, en territorio nacional se deportó a más de 1 millón de centroamericanos. De esta manera si se considera que EE.UU. tiene tres veces la población de nuestro país, la cosa está pareja.
Por otro lado, en la Unión Americana el precio de la gasolina ha subido más del 20 % durante el último periodo de gobierno de Barack Obama, y en México los gasolinazos ya suman un incremento en los combustibles del 50 % en este sexenio. De los cuales el 40 % se han traducido en un graven por el IEPS.
Lo cierto es que, como lo dijo ayer el presidente de la república, México necesita voltear a otros países (puso en primer lugar a Latinoamérica, Europa y Asia), si Trump quiere aislarse del mundo y entablar una política proteccionista, que su pueblo se lo demande cuando vea que la gran potencia mundial cae en picada.
En México, la forma de demandar el cumplimiento de la palabra empeñada de Enrique Peña Nieto cuando protestó como titular de Ejecutivo, no tiene efectos jurídicos si se da a través de las redes sociales; lo único que se genera con este tipo de manifestaciones estériles y alambicadas, es un detrimento en la popularidad del presidente; que, al final, llegará al primero de diciembre de 2018 con bajos índices de aceptación. El verdadero recurso debe estar en otro lado. Tal vez ni siquiera en la Tierra.
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