El delegado federal del Centro Nayarit del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Othón Yaroslav Quiroga García, informó que existen al menos 842 sitios arqueológicos registrados en la entidad, de ellos al menos 42 se han descubierto en los dos últimos años, 24 están en proceso de registro y mantienen investigaciones en los sitios.
De los 842 sitios arqueológicos, solo un sitio, el de Los Toriles en el municipio de Ixtlán del Río, está abierto al público; sin embargo, una muestra de los hallazgos se presenta en el Museo Regional de Antropología e Historia de Nayarit.
- “Hace un par de años había solo cinco sitios arqueológicos registrados en el municipio de Tuxpan, y en el transcurso de dos años se han dado de alta 84 nuevos sitios arqueológicos en la costa central de Nayarit, principalmente en Tuxpan, Santiago Ixcuintla, parte de Ruiz y parte de Rosamorada”, refirió a la Agencia Informativa Conacyt.
Aunado a ello, dijo, se han encontrado vestigios en sitios donde se llevan a cabo obras públicas como carreteras o autopistas —de las que omitió dar su ubicación para mantener la seguridad ante posibles saqueos.
Quiroga García dio a conocer que en los próximos meses se llevará a cabo una exposición temporal en el Museo Regional local con vestigios arqueológicos de reciente hallazgo en los sitios de Amapa y Coamiles.
La exposición también se presentará en el Templo Mayor de la Ciudad de México y en la zona arqueológica de Palenque en Chiapas, anticipó el arquitecto Quiroga García, quien resaltó que la muestra tendrá piezas de colecciones particulares, las cuales se encuentran bajo resguardo de esta dependencia.
“En los últimos tres años, hemos enfatizado en los registros oficiales de sitios arqueológicos para su protección y conservación, no por demeritar la investigación y difusión, pero necesitamos saber lo que tenemos para diseñar estrategias de protección, sobre todo porque había un rezago importante del registro básico del patrimonio”, afirmó.
CULTURAS PREHISPÁNICAS EN NAYARIT
Por su parte, el arqueólogo del Centro Nayarit del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Mauricio Garduño Ambriz, indicó que investigaciones de vestigios en la costa noroccidental nayarita revelan que las poblaciones prehispánicas de la entidad, conocida como cultura aztatlán, eran innovadoras en metalurgia y biotecnología, así como astronomía y otras disciplinas.
El especialista resaltó que actualmente encabeza el proyecto de registro, protección e investigación arqueológica en la costa noroccidental de Nayarit, que es una de las zonas más notables en todo el estado, en términos de la adaptación social de la población prehispánica, donde se han obtenido muestras, dijo, del uso e innovación tecnológica en la región.
- “Cada vez que estudiamos un sitio, es sorprendente la historia y cultura, tenían biotecnología, innovación tecnológica; hemos tenido oportunidad de mandar artefactos de cobre, anzuelos, por ejemplo, de hace mil años de nuestra población prehispánica de la costa al Instituto de Física de la UNAM para su estudio, y resulta que hace mil años, de manera autóctona, estaban experimentando con aleaciones de cobre y estaño”, enfatizó.
El arqueólogo refirió que la cultura prehispánica aztatlán (850/900-1350 d. C.), de florecimiento durante el Posclásico, prevenía la división social del trabajo que contemplaba la agricultura, la tecnología y la ciencia, para lograr su desarrollo económico.
- “No contemplaban solo trabajar en la agricultura sino que había talleres de metalurgia, talleres de cerámica, lapidaria, constructores, arquitectos y planificaban asentamientos, y es algo que hace mil años se adaptó a la costa, en zonas extensas, por ejemplo en Amapa y Las Ánimas, con más de 150 hectáreas, en donde también previeron el comercio a larga distancia para mantener sus actividades económicas”, indicó Garduño Ambriz.
En este sentido, el investigador escribió en el artículo «San Felipe Aztatán: Arqueología de rescate en la zona nuclear costera Aztatlán», en la revista Occidente del INAH en 2015, que las poblaciones costeras contaban con una organización social de tipo jerárquico, con una economía mixta que contemplaba la explotación de recursos diversos; y en cuanto a su organización política, estos pueblos tributaban algodón, miel, oro, plata, pescado y mano de obra.
- “En las tierras bajas noroccidentales de Nayarit, los sitios de Amapa, Peñitas y Coamiles tenían una posición geográfica estratégica dentro de la ruta costera de comunicación e intercambio comercial hacia el noroeste, y funcionaban como importantes puertos fluviales interiores y controlaban el acceso a suelos de alto rendimiento donde era posible practicar agricultura intensiva de humedad, como lo señalan las fuentes documentales tempranas de la primera mitad del siglo XVI”, precisó el arqueólogo.
La actividad agrícola, sostuvo, permitió la diversificación y la especialización económica; muestra de ello son la diversidad de actividades artesanales especializadas en estas poblaciones, como la metalurgia del cobre, la alfarería, la lapidaria y la manufactura de herramientas de obsidiana.
El investigador precisó que estos detalles pudieron conocerse a partir de la digitalización —en 2014— de al menos 800 fotografías impresas en blanco y negro que pertenecían a los acervos de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), sobre las investigaciones arqueológicas realizadas en los sitios de Peñitas en 1956 y Amapa en 1959, por investigadores de esa institución.
La digitalización, precisó Garduño Ambriz, fue realizada por el doctor Michael Mathiowetz, de la Universidad de California, en Riverside, en 2014.
Como otra muestra de los adelantos en estos pueblos, el especialista señaló que en la zona arqueológica de Coamiles, en el municipio de Tuxpan, se tiene registrado un observatorio astronómico. La cultura aztatlán también desarrolló un avanzado sistema de comercio exterior —con el sur de los Estados Unidos— e interior, hacia Chichén Itzá.
- “Encontramos un observatorio planificado con cierta orientación astronómica, hay muros enterrados de tres a 82 metros de altura sobre la planicie, con 150 metros de longitud; también se descubrió que intercambiaban turquesa en el sur de Estados Unidos y que hacían llegar hasta Chichén Itzá en su momento de mayor apogeo”, subrayó.
Sobre ello, Garduño Ambriz destacó que “el señorío de Aztatlán, por lo menos a partir del Posclásico Temprano, cimentó su poder en el control de procesos económicos, ideológicos y sociales, entre lo que destaca una extensa y compleja red comercial que involucraba productos suntuarios, utilitarios y diversos bienes de prestigio (cobre, turquesa, jadeíta, obsidiana, etcétera) que compartían las élites regionales, desde el suroeste americano hasta las tierras bajas del norte de Yucatán”.
La identificación de la cultura prehispánica aztatlán, dijo el entrevistado, no es una expansión de la cultura tolteca ni mexica en tránsito temporal, sino que es una sociedad con bases propias de desarrollo cultural, demográfico y tecnológico, con al menos dos mil años de desarrollo.
Finalmente, las autoridades del INAH en Nayarit explicaron que se encuentran diseñando las estrategias para habilitar la visita pública a las zonas de Amapa y Coamiles; también se contempla la realización de proyectos productivos para las comunidades aledañas, que conlleva la promoción de servicios, creación de empleos directos o indirectos, además del involucramiento de los beneficiados en el resguardo el patrimonio.
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