Adaptación libre de un texto original de Roberto Santamaría.
FRANCISCO JAVIER NIEVES AGUILAR
Inspirado en la aguda y divertida pluma de Roberto Santaría, este texto ha sido adaptado con humor y libertad por su servidor, quien decidió jugar con las palabras —y las no-palabras— para recordarnos que no todo en el idioma necesita tener su “pareja” lingüística. Porque la lengua, además de lógica, también sabe reírse de sí misma.

Si el día no tiene “día”,
ni el trigo tiene su “triga”,
¿por qué buscarle pareja
a todo lo que camina?
No hay “hormigo” entre las hormigas,
ni “gobernantas” en las listas,
y aunque estudien con empeño,
no existen “estudiantas” listas.
Pueden venir con millones,
y hasta “millonas” en carteras,
pero un trono no se convierte
por magia en una “trona” cualquiera.
¿Y la hembra del jaguar?
No, no es “jaguara”, mi compa.
Aunque lo diga con gracia
un loro, o mejor dicho… su “Lora”.
Sí, hay flor en la flora,
pero no me hagan trampa:
las vacas no tienen “vacos”,
ni los toros, “toras” con faldas.
Las libras no salen de libros,
aunque suene parecido,
y los suelos no son suelas,
aunque pises lo ya dicho.
No por mucho que le insistan
mi mano no tiene “mana”,
ni el foco busca una foca,
ni la rana carga un “rano” en su cama.
Y si ya vas por la boca,
buscando al macho de Ana,
mejor suelta esa idea loca…
¡que el idioma no se gana
con rima forzada y vana!
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