Desde que llegué le eché el ojo a las pantallas. “Una de esas tiene que ser mía”, pensé; esto es siguiendo los consejos de mi amigo Paco, quien alguna ocasión me sugirió acudir con mente positiva a este tipo de festejos.
Impecable el local que rentaron los dirigentes de COMUNA. Limpio, pulcro; quizás no tan amplio, pero muy cómodo; muy ad hoc para el festejo.
Al principio sentía la duda. Ir o no ir; esa fue la disyuntiva. Viajar desde Ahuacatlán hasta Tepic; regresar no antes de la medianoche. Hacía cálculos; pero las ganas de convivir con mis colegas y amigos periodistas se impusieron y decidí desplazarme a la capital nayarita. Me acompañó el buen Jau, a quienes desde aquí le vuelvo a agradecer el gesto.
A Tepic llegamos a eso de las nueve y media de la noche. “Al llegar al Ángel de la Independencia das vuelta a la izquierda; en cuanto pases el canal viras a la derecha e inmediatamente te enfilas por la primera calle que encuentres, a la izquierda. Por ahí voy a estar yo. Me hablas cuando vayas llegando”, me pidió Ricardo Romero.
Cumplí al pié de la letra y en un dos por tres nos vimos de pronto en aquel recinto social. Un órgano melódico y la bien timbrada voz de una joven mujer ambientaban en ese instante la fiesta.
Fuimos de los primeros en llegar y fue a don Jorge Casillas al primero que saludé. Después hice lo propio con Ricardo Romero y con el Mike. Pedro Amparo y Eduardo García se encontraban hasta el fondo, al igual que Toño Nolasco.
“¿Gusta alguna bebida?”, me preguntó con suma amabilidad una dama. Me abstuve de momento, aunque después me zampé un delicioso ponche. Jau se aventó unas “rusas”.
Poco a poco fueron llegando mis compañeros periodistas; todos comandados por Poncho de la Vega. Para entonces ya se había sumado el ingenioso comunicador Héctor Gamboa, con quien tuve la oportunidad de compartir la mesa, junto con El Charro.
En una de esas Poncho tomó el micrófono para emitir su mensaje de Navidad y aprovechó ese instante para tomarle la protesta a tres nuevos integrantes de COMUNA, entre ellos a mi amigo Herly Arámbula – del meritito Ixtlán – experimentado periodista con el que alguna vez compartí un viaje a Los Ángeles.
“A la hora que quieran pueden pasar al bufet, nos dijo una mujer. No lo pensamos mucho. Fuimos de los primeros en “surtirnos”: Ensalada, rollos de pescado, arrachera, sopa con camarones y otras delicias culinarias fue lo que disfrutamos. Pay de queso.
Llegó la hora de la rifa y, dando seguimiento a los consejos de Paco, crucé los dedos por debajo de la mesa, ¡Ni máiz!; inches pantallas se me fueron de la mano. “que la suerte me socorra aunque sea con una bocinas”; ¡Toma tus bocinas!… La mala suerte definitivamente me sigue persiguiendo. Al final regresé a Ahuacatlán con unos auriculares bluetooth. Algo es algo; aunque por encima de todo prepondero el hecho de haber convivido con mis compañeros periodistas. ¡Salud!
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