SANTA ISABEL.
Cuando José Ángel Ponce y María de Jesús Ocampo contrajeron nupcias, hace ya muchos años, se juraron amor eterno y así mismo se comprometieron a vivir juntos para siempre; “hasta que la muerte los separe”, les dijo el sacerdote.
Aquella frase, digamos, no surtió efecto dado que, después de tanto tiempo de compartir alegrías y tristezas, placideces y sinsabores, continuarán unidos a perpetuidad.
Originarios ambos de la comunidad de Santa Isabel, municipio de Ahuacatlán, José Ángel y María de Jesús partieron ayer hacia otro mundo. Primero fue ella; pero solo 12 horas después él siguió sus pasos. La muerte los alcanzó el mismo día y en situaciones parecidas.
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Y efectivamente, se trata del ex presidente municipal que gobernó a este municipio desde principios de 1975 y el cual no pudo terminar su período debido a asuntos extra institucionales.
El citado matrimonio habitó sus últimos años en algún rincón del estado de Veracruz y cuya entidad le permitió continuar con su carrera política, hasta convertirse en dirigente nacional del sindicato de azucareros.
No hace mucho se le organizó un homenaje; pero José Ángel nunca imaginó que sería presa del COVID, contagiándose al mismo tiempo que su esposa. Lamentablemente ninguno de los dos logró superar esa adversidad, produciéndose su fallecimiento con 12 horas de diferencia. Ella murió a eso de las 7 de la mañana y él a las 7 de la noche.
Ambos procrearon a María Dolores, así como a Evangelina, Miguel Ángel, José Santos, Jorge Luis, Jaime Enrique y Francisco Javier, además de Ana María y de Julio, todos hombres con solvencia moral indiscutible y con profesiones distintas.
Hasta el momento no se sabe qué habrá de pasar con sus cuerpos y no tampoco se ha podido precisar dónde serán depositados sus restos. DESCANSEN EN PAZ.
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