La vida pasa rápido y algunas vece tienes la oportunidad de reencontrarte con alguien. Hoy para mí fue uno de esos días.
Conocí a Carla hace más de 7 años en la Ciudad de México. Era una cantante talentoso nominada al Latin Grammy. Pero era una desconocida al menos para la mayoría de los medios. De estatura baja y una figura común en las mujeres, pero, no en el medio musical.
Carla hoy es una mujer más madura, valiente, expresiva, exitosa y, como ella se describe, “rebelde”. Carla no es distinta a nosotros. Se enferma, trabaja, ahorra y paga como cualquiera. A ella como a nosotros le afectan las “crisis” que se vive en cualquier sector. De hecho está enferma. Su cuerpo no tolera la insulina; una simple manzana, una uva, la puede hacer subir de peso.
Como a cualquier mujer le gusta estar en forma, verse bonita, pero su cuerpo no lo entiende. Con todo, en vez de frustrarse, ha aprendido a vivir con ello ya no dejar que comentarios negativos y ofensivos la hagan olvidarse que lo que importa es el interior. Sabe que los organismos son diversos, que hay variedad. Es independiente, con todo lo que implica eso en nuestros días.
Aunque las tecnologías y plataformas como Spotify e iTunes Music sirven para que su música llegue a todas partes, los ingresos disminuyen. Pero se resiste a regalar su trabajo a las grandes compañías disqueras.
Tuve la oportunidad de estar con ella y conversar. Carla dice tener los pies en la tierra porque no tiene de otra. Acepta entrevistas según sus actividades, pero nunca menosprecia a los medios. Es normal que a veces busque espacios para descansar, pues como cualquier otra persona, se agota de su trabajo.
Para ella la fama es solo un medio para llegar a más personas, para expandir su música. La fama no es un altar sino una herramienta. Ser músico independiente en México es muy difícil, y de eso hablará en un documental que está preparando. Y pese a esos obstáculos que se le presentan, Carla tiene muy presente lo que quiere lograr. Ahorra para ello. Paga muchas cosas y a muchas personas, pero tener definidas sus metas es lo que ha hecho que no se dé por rendida.
Hoy Carla promocionada su “Amor supremo desnudo”, un material acústico, o, mejor dicho, ‘orgánico’ según la definición de ella misma. El disco nació a petición del público, sobre todo el extranjero, que le pedía tocar alguna canción solo con guitarra. No es regresar a sus orígenes, es un material más complejo. Con una mejor producción, campirano y bien pensado. Un material rebelde y que agotó a su intérprete, pues lo hizo entre la gira. Además que agregó dos temas inéditos. Por cierto, no es una compositora a granel, tiene que estar inspirada en algo o alguien. Por eso escuchar “Amor Supremo al Desnudo” es una experiencia distinta.
Carla no es una mujer sufrida, mucho menos en el amor. Se trata de una mujer que ha tenido tropiezos, que le han roto el corazón como a todos; la diferencia es que ella lo exterioriza con su música. Su “Amor Supremo al Desnudo” lo describe como un material relajante y profundo. Es como si ella te cantara en la intimidad de tu casa.
No quiere imponer, pero yo les recomiendo que lo compren y lo escuchen… Ahora quiero decirles por qué decidí escribir sobre una cantante: La voz es un don, y la humildad es algo que se adquiere pero que cuesta conservar. Carla Morrison tiene la voz y la humildad.
El bulling es algo real, pero saber quién eres y lo que vales es aún más real y Carla lo acepta y lo vive. Seguir tus sueños implica sacrificios: trabajar, ahorrar, animarte a hacerlo y aguante, mucho aguante. Y créanme, Carla es una aguantadora. El amor es sufrido, pero aún en el sufrimiento se disfruta, y si no me creen escuchen a Carla.
No sé cuándo vuelva a reencontrarme con ella. Pero mientras tanto como miles de sus seguidores las escucharé esta noche cerca de mis oídos.
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