JALA
Además de sus ya muy conocidas costumbres y tradiciones, los habitantes del Pueblo Mágico de Jala promueven juegos de mesa propios para las familias, como la famosa “Lotería”, principalmente aquellas de condición humilde.
“¡La rana!, ¡La chalupa!, ¡El barril!, ¡El alacrán!”… ¡Buena y se la llevó!”; son frases y palabras que a diario se pueden escuchar en muchos hogares, desde aquellos que habitan en la colonia El Tukán, hasta los que habitan en la Epifanio Gómez, Merced Ibarra y La Natividad y en casi todos los rincones de la cabecera.
Tan pronto como terminan de comer, muchas familias esperan con ansias que caiga la tarde para acudir a la casa del vecino, con doña zutanita o menganita para sentarse alrededor de una mesa, ya sea en el corral o en la cochera, en la sala o en la misma calle y así descansar y despejar las tensiones del día jugando a la lotería.
Algunos solo lo hacen para pasar el tiempo, divirtiéndose, ya sea colocando granos de maíz o retirando uno por uno mientras que el “gritón” va mencionando las cartas que extrae del “manojo”; de arriba, de abajo y de en medio para que no haya chanchullos.
Otros, para hacer más interesante la tarde, juegan bajo apuestas. A peso, a dos, a tres o hasta cinco pesos la carta; pero en estos juegos destacan las mujeres, y más aún las amas de casa, algunas de las cuales juegan hasta tres o cuatro cartas, ¡sin que se les pase ni una!
Según se sabe, el origen de esta lotería proviene de Europa y fue traída a México específicamente por los españoles allá en la época de la colonia. Al principio estaba reservada para la clase alta, pero después llegó a los pueblerinos para convertirse en una tradición.
Muchos jaleños siguen jugando a la lotería usando coplas, guiados por las imágenes: “¡Se va y se corre, con la vieja del atole!…. “El farol de los enamorados, ¡La luna!; Cotorro da a acá la pata y empiézame a platicar, ¡El cotorro!, Ah qué borracho tan necio, ya no lo puedo aguantar, ¡El Borracho”, y así por el estilo.
Es cuestión de pasar por la tarde por cualesquier rincón de Jala para comprobar lo anterior, pues es muy común mirar a las familias entretenidas jugando a la lotería y así ven pasar las horas, hasta que se hace de noche. Aunque algunas así le siguen, le siguen y le siguen.
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