Partido intenso, goles, emociones y una rivalidad que terminó en fraternidad.
AHUACATLÁN.
Ahuacatlán vivió una tarde de fútbol vibrante. La cancha, aunque no estaba en las mejores condiciones, se convirtió en escenario de una final emocionante entre La Presa y La Bandita, dos equipos que no se guardaron nada.
El público, expectante, se mantuvo de pie en varios momentos. Y no era para menos: se jugaba la gran final del torneo de barrios.
Los de rojo, el conjunto de La Presa, salieron con decisión. Los de blanco, La Bandita, respondieron con temple. Hubo roces, jugadas ríspidas, incluso reclamos. Pero al final, la cordura y la fraternidad se impusieron sobre cualquier exceso.

El marcador finalizó 2-0 a favor de La Presa. Un triunfo claro, trabajado y celebrado. El primer gol llegó al minuto 38, después de un rechace del portero rival. El segundo tanto cayó ya en la recta final, desde los once pasos, cuando el árbitro marcó penal. Fue el golpe definitivo que aseguró la corona.
Sin embargo, no se puede decir que La Bandita jugó mal. Todo lo contrario. Se plantaron bien, intentaron imponer condiciones y buscaron el arco rival con insistencia. Pero en el fútbol manda la efectividad, y esa estuvo del lado de los rojos.
Antes de la final, se disputó el partido por el tercer lugar. Allí se enfrentaron Marquesado y El Salto. Fue un duelo cargado de goles: 3-3 en el tiempo reglamentario. La definición llegó en la tanda de penales, donde El Salto se mostró más certero y se quedó con la tercera posición del torneo.
El cierre del campeonato dejó un mensaje claro: más allá de la competencia, el deporte une. En cada jugada, en cada grito de gol, en cada abrazo final, quedó demostrado que el fútbol en los barrios de Ahuacatlán es pasión, identidad y comunidad.
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