ALFREDO IBARRA IBARRA
Después de dos años volvimos a la peregrinación de “la misa del buen temporal” en la cueva del tunal en Santa Isabel. El año pasado el Padre Gabriel la pospuso por las condiciones de salud, pero este año se retomó esta tradición para llevarse a cabo el tercer sábado de junio.
Me avisó mi pariente el médico Andrés Ocampo. Luego me di a la tarea de comunicar a los que acudimos en años anteriores de aquí de Ahuacatlán; gente de “arranque”. Entre ellos Félix M., Manuel S., Alberto H., Raúl S., Miguel A., Luis N., Filiberto L., Tarcicio Z., Gabriel A., Tomas D. y Agustín D.
La invitación estaba abierta. Llegó el día señalado y como pocos años, nos acompañó la tormenta, y eso mismo ahuyentó a los caminantes. Al parecer tenía que ir solo.
Pero el día pactado me encontré a Héctor Peña “El Gavilán”. “¿Listo” —me preguntó—; vamos a invitar de última hora a Víctor P. “El Toro”. Él y yo habíamos ido el mes de marzo a una caminata al cráter del volcán. “¿Qué llevamos?”, inquirió. “Agua y algo para almorzar” —le contesté—; y preparados nos fuimos los tres a Santa Isabel.
Te puede interesar: Vamos al volcán… a pie.
A las 7:00 A.M. el sacerdote Gabriel David García Ponce, junto con el Pbro. Antonio Cortes Tejada nos preparamos en el templo para sacar la imagen del “Señor de la Ascensión”, con una oración e indicaciones de las cuales nombró como encargados responsables de la imagen a José Asunción Ponce y Candelario Serrano.
Así empezamos la peregrinación a la cueva. Tomamos el camino cañero al potrero de “La Mesa”. Después de dos horas llegamos al paraje “El Molinito”. Ahí fue nuestro primer descanso y para sorpresa de nosotros, nos invitó unos tamales y un champurrado el amigo Saúl Rangel. Así que “el virote” que llevábamos tendría que esperar.
Después que comimos los sabrosos tamales, tomamos el camino rumbo al potrero “El Chiquero”. Nuevamente comenzamos a caminar, adelante siempre la imagen del “Señor de la Ascensión”.
En esta ocasión, como ya había llovido, el padre Gabriel llevaba bolsas de semilla de árboles, entre otras de Huanacaxtle, que él iba sembrando por el camino.
Conforme caminábamos se veía en los potreros de este ejido de Santa Isabel el cambio de cultivo, de maíz a agave. El camino estaba algo resbaloso por la lluvia del día anterior, así que nuestro caminar era lento.
A las 11:20 llegamos a nuestro segundo descanso que era en el arroyo de “La Higuera”. Ahí siempre rezamos el Rosario pidiendo por el buen temporal. El padre Toño inicio el rezo.
Cuando terminamos empezó a llover. El padre Gabriel nos comentaba lo triste que estaban los potreros deforestados. Nos dijo que él conoció estos lugares frondosos llenos de árboles y nos platicó lo importante que es cuidar la naturaleza y lo lamentable que será si no hacemos algo para dejar a nuestros niños de ahora mejores condiciones. Y seguimos caminando.
Como ya no tuvimos descanso por la lluvia llegamos a nuestro destino: “La Cueva del Tunal”, a eso cerca de las 12:30. Ahí ya nos estaban esperando la gente “grande” del ejido, y digo grandes en importancia, en productores, y en ejemplo de trabajo; entre otros estaban Guadalupe Ocampo, Ramón Serrano, Alfredo Ocampo, Jorge Zamora, Carlos Ponce, Alberto García, Ignacio Aguiar, Valente Durán, Gilberto Ortiz y Gerardo Pérez.
Los sacerdotes, Gabriel y Toño se prepararon para oficiar la misa por el buen temporal en la cueva, teniendo la imagen del Señor de la Ascensión, pintada por el maestro César Zamora. El padre Gabriel pidió una oración especial por el eterno descanso del comisariado ejidal Raúl Serrano, fallecido días antes.
Después de la misa, el padre nos invitó a compartir la comida, que en esta ocasión fue organizada por los encargados y dirigentes sociales de este ejido. Así que le entramos a los tacos, birria, carnitas, y agua fresca de limón con chía; y para cerrar un tepache de piña al estilo Santa Isabel.
Cuando volvimos yo traía en mi mente las palabras del padre Gabriel: “es un crimen no cuidar la naturaleza”.
Discussion about this post