Usuarios denuncian que las empresas venden cilindros en mal estado y con menos gas del anunciado.
AHUACATLÁN.
En la zona sur del estado, las empresas gaseras que distribuyen el combustible doméstico están bajo la mirada crítica de muchos usuarios.
Las quejas se acumulan y todas apuntan hacia el mismo problema: cilindros con menos gas del anunciado y en condiciones deplorables.
Los consumidores aseguran que, además de recibir tanques incompletos, las empresas no aceptan cilindros en mal estado cuando los usuarios intentan hacer un nuevo pedido.
En principio, esto no tendría nada de malo —la seguridad es importante—, pero el detalle está en que los mismos cilindros deteriorados son entregados por las propias gaseras.
El resultado es un círculo vicioso que termina afectando siempre al usuario. Muchos terminan obligados a comprar cilindros nuevos, lo que genera sospechas de que las empresas buscan ingresos extras a costa del bolsillo de las familias.

Los repartidores rechazan los tanques “picados” o con fugas, pero —según los afectados— ellos mismos son quienes los surten en esas condiciones. Y si el cliente no lo revisa a tiempo, “ya se amoló”, como dicen algunos. La siguiente vez que quiera llenarlo, la empresa ya no lo acepta, aun cuando fue ella misma quien lo entregó.
“No es justo —expresó un vecino inconforme—. Uno confía, recibe el cilindro pensando que está bien, y luego resulta que lo vendieron dañado. Y si uno reclama, nada más dicen que ya no sirve y que compre otro”.
No son pocos los usuarios que se quejan de esta práctica que, además de injusta, deja en entredicho la responsabilidad con la que operan las gaseras.
Mientras tanto, los hogares del sur siguen cocinando con la preocupación de no saber si el cilindro que hoy reciben será, mañana, otro gasto más en su lista de sacrificios.
























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