JALA. – Como cada 22 de noviembre, los trabajadores del zurco y del arado, en Jala, dejaron otra vez sus machetes, azadones y demás instrumentos de labranza, para asistir a los festejos del LXXVIII Aniversario de la Fundación del Ejido, en una mañana-tarde de contrastes climatológicos, frío a la sombra, y extremoso calor en la luz solar.
Haciendo un espacio en su apretada agenda de trabajo, el presidente Mario Villarreal, acompañó a los campesinos, primero en el panteón para honrar la memoria de los principales fundadores de éste núcleo agrario, y luego en el convivio, refrendando con ello su compromiso con los agricultores de Jala.
Los festejos iniciaron con el tradicional recorrido que se realiza año tras año hacia el cementerio, lugar donde se depositó una ofrenda floral, al pie de la tumba de don Epifanio Gómez, principal fundador del Ejido.
A los festejos, como ocurre cada año, se sumaron también los alumnos y el personal docente del CBTA 107; y dentro de ese mismo marco se hizo una remembranza de la fundación del Ejido y de la sangre que derramaron sus principales impulsores para que se les dotara de un pedazo de tierra, lo que a la postre arrojó resultados positivos.
Así mismo se realizó un evento literario, con poesías y bailables; y poco después del mediodía, los ejidatarios e invitados especiales, como hermanos todos y en medio de una gran fraternidad, disfrutaron de un alegre convivio.
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